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Sevilla

538 sanitarios de baja por Covid, 208 de ellos en el Virgen del Rocío y 107 en el Macarena

El sindicato pide medidas de protección ante el el "crecimiento exponencial" de los contagios por Ómicron, que se han multiplicado por tres en dos semanas

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  • Hospital La Merced, de Osuna. -

El sindicato CSIF ha cifrado en 538 los profesionales sanitarios que se encuentran en estos momentos de baja laboral tras contraer el coronavirus “en el ejercicio de su trabajo” frente a los 200 de finales de diciembre, lo que supone un aumento del 169%, triplicándose los afectados en apenas dos semanas, destacando los 208 del Virgen del Rocío, los 107 del Macarena y los 56 del hospital de Osuna.

CSIF ha exigido a la Junta de Andalucía que adopte todas las medidas necesarias, entre ellas la dotación de mascarillas FFP2 o FFP3, para garantizar la salud de los profesionales de la sanidad ante el “exponencial incremento de contagios y bajas como consecuencia de la variante Ómicron, que casi ha triplicado el número de afectados en apenas dos semanas”. Según el último informe de las autoridades sanitarias, el 14 de enero había 538 profesionales en esa situación tras contraer el virus en el ejercicio de su trabajo, frente a los 200 de finales de diciembre, lo cual supone un aumento del 169% (338 efectivos). En números absolutos, desde que empezó la pandemia se han contagiado 4.449 trabajadores en toda la provincia.

El avance de la nueva variante del coronavirus y su impacto entre estos profesionales, que “son imprescindibles y continúan en la primera línea de la batalla contra el virus”, ha sido especialmente significativo en Osuna, donde las bajas se han multiplicado por siete (de 9 a 56). En el hospital Virgen del Rocío, por su parte, se ha superado la barrera de los 200 (208) después de que dos semanas antes hubiese 74, mientras que en el Virgen Macarena han pasado de 43 a 107.

En el escrito registrado este mismo jueves, CSIF critica el uso generalizado de la mascarilla quirúrgica en lugar de equipos de protección individual y solicita la generalización de los modelos FFP2 y FFP3, ya que está científicamente demostrado que su grado de protección es mayor y más duradero. En este sentido, el sindicato cita que el contagio puede producirse en quince minutos sin mascarilla, en veinte minutos con una de tela y en media hora con una quirúrgica, mientras que ese margen se va a las dos horas y media con la FFP2.

El Sector de Sanidad también denuncia la “inexistente o deficiente formación a los trabajadores” sobre la nueva variante del coronavirus, de ahí que reclame que los profesionales dispongan de esa información. Además, pide una ventilación adecuada y el uso de equipos de alta capacidad de filtración en los lugares de trabajo donde la transmisión aérea del virus suponga un riesgo y no esté garantizada la distancia personal, en consonancia con lo expuesto en el Real Decreto 1076/2021, del pasado 7 de diciembre, que establecía las disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas a la utilización por los trabajadores de equipos de protección individual

La responsable de CSIF Sanidad Sevilla, Silvia Zafra, confía en que la Consejería de Salud y Familias adopte todas estas medidas “con carácter inmediato y permanente”. “Se está produciendo un cambio en las condiciones de trabajo debido a la exposición de los trabajadores a la variante Ómicron, pero la Administración no establece el uso de los equipos de protección individual (EPI) que mayor protección proporcionan. Es patente y notorio que se está produciendo un daño a la salud de los profesionales y que existen indicios de que las medidas de prevención que se están tomando en la actualidad resultan insuficientes”, recalca Zafra.

CSIF-A también advierte a la Junta de que, en caso de no llevar a cabo las actuaciones solicitadas, estaría incumpliendo la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y las recomendaciones que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó a finales de 2021 relativas al uso de mascarillas por parte de los trabajadores de la salud en entornos donde la ventilación sea deficiente. “El SAS no puede permanecer impasible y mirar para otro lado ante esta lamentable situación”, concluye Zafra.

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