Provincia de Cádiz

Dos años de pandemia de Covid-19: ¿Qué hemos aprendido?

Los sanitarios admiten la dificultad para predecir el comportamiento del virus, la madurez del sistema sanitario y la necesidad de reforzarlo en cualquier caso

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  • Una PCR. -

Seis olas; 1.372.701 andaluces contagiados; y 13.094 fallecidos. Estas cifras, en solo dos años, desde que se conoció el primer caso, dan cuenta de la gravedad de una pandemia que ha provocado profundo dolor, incertidumbre y miedo.

Pero también hay números para la esperanza: 1.319.624 curados; y, muy especialmente, el relativo a las 18,1 millones de dosis de la vacuna antiCovid administradas que ha permitido que la variante Ómicron no haya provocado el caos definitivo en los hospitales, tal y como observa Antonio Gordillo, profesional sanitario con dos décadas de trabajo en las unidades de cuidados intensivos y jefe de servicio actualmente en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz. Junto con Gordillo, Pilar Terceño, presidenta de la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria; y Rafael Martínez, presidente de la Sociedad Andaluza de Medicina Preventiva, analizamos qué hemos aprendido durante esta pesadilla.

En lo que coinciden los tres es en la dificultad para hacer previsiones sobre la evolución de la pandemia porque el virus siempre ha llevado la delantera.

También apuntan en la capacidad de respuesta del sistema sanitario, aunque Terceño indica que es preciso reforzar la Atención Primaria, colapsada desde marzo de 2020, pero en la picota muy especialmente tras el confinamiento duro porque ha tenido serios problemas para volver a retomar el ritmo, teniendo en cuenta de que el servicio era deficitario antes de la irrupción del coronavirus.

“Tenemos que mejorar, en general, la preparación previa ante una situación” como ésta, apunta, por su parte, Martínez, quien destaca, en cualquier caso, la capacidad de la ciencia para desarrollar en apenas un año un fármaco eficaz. “Era impensable que algo así hubiera podido llevarse a cabo antes de la crisis sanitaria”, asegura.

El aislamiento también ha marcado este periodo y la atención médica. “Ha sido lo más duro”, reconoce Gordillo, quien recuerda que “necesitamos tocarnos”. Pero ha sido imposible. En los primeros meses, porque había que trabaja con pesados equipos de protección individual y luego porque, aunque las medidas se han ido relajando, era preciso no bajar la guardia.

Los ciudadanos, en cualquier caso, han actuado con responsabilidad pese a las excepciones, observa el presidente de la Sociedad Andaluza de Medicina Preventiva. “Han aprendido a hacer un uso correcto de las mascarillas y, además, hoy a nadie se le ocurre toser o estornudar en la mano o guardarse un pañuelo usado”, observa. Hábitos que que confía que permanezcan porque, aun sencillos, pueden salvar vidas.

“La crisis ha puesto en evidencia la necesidad de reforzar de una vez la Atención Primaria”

La tensión se podía cortar con un cuchillo en los pasillos de los centros de salud durante semanas. Los usuarios han tenido serios problemas para acceder a consulta y los profesionales sanitarios han estado desbordados atendiendo presencial y telemáticamente y gestionando el alud de bajas por contagio de Covid, incluso cuando se facilitó su tramitación por la aplicación del Servicio Andaluz de Salud (SAS) porque, en la práctica, se ha limitado a generar listados y diferir el trabajo de los médicos, evitando exclusivamente que los infectados se movilizaran.

Ómicron ha tensado el sistema hasta límites insoportables. El resto de las cinco olas anteriores, aunque en menor medida, también. La atmósfera está menos cargada en la actualidad, pero aún se respira desconfianza a través de las mascarillas.

Pilar Terceño, presidenta de la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria, apunta que la lección básica que hemos aprendido en estos dos años es que resulta inútil hacer pronósticos. “Nos estamos preparando para la gripalización, pero no va a ser inminente”, advierte, al tiempo que admite que hay temor a que haya una nueva variante que vuelva a poner patas arriba los consultorios.

Entretanto, las esperas se reducen y también se han reanudado los programas de seguimiento de pacientes crónicos, los principales damnificados del colapso, con todo lo que conllevará en el futuro. “Salvo vacunas y embarazos, prácticamente no hemos podido seguir adelante con el control de diabéticos o hipertensos”, lamenta.

Terceño celebra que se retome el contacto con los usuarios, que vuelven a mostrar nuevamente comprensión y agradecimiento. Pero reclama tener en cuenta de una vez que “la crisis nos obliga a centrar nuestra mirada en la Atención Primaria. La pandemia ha puesto en evidencia que hay que reforzarla porque es el primer escalón para acceder al hospital o para evitarlo”, sostiene. Ya había problemas anteriormente. Se han agravado. Y hay que actuar de manera urgente y decidida. 

“Conocíamos virus parecidos pero los daños de éste son desorbitados”

Antes del inicio de la pandemia en marzo de 2020, se registraban muertes en las unidades de cuidados intensivos (UCI) de los hospitales de todo el mundo a causa de la gripe y de otros virus que provocan lesiones irreversibles y graves en los pulmones.

Pero el Covid ha sumado un número insoportable de víctimas. “Conocíamos más o menos enfermedades parecidas”, indica Antonio Gordillo, jefe del servicio en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz. Pero la infección provocada por el Covid es distinta. “Tiene peculiaridades” que la hacen muy difícil de combatir. La inflamación y los problemas de coagulación tienen unas consecuencias “desorbitadas”.

Durante estos dos años, el trabajo desarrollado ha sido frustrante. No hubo déficit de respiradores, al menos, en Cádiz, no, aunque se cargaron las tintas en este extremo. El principal problema fue que los pacientes no respondían a los tratamientos que han ido ajustándose sin éxito.

De hecho, a día de hoy, no se dispone todavía de uno que resulte efectivo. Otro reto fue atender al número de personas que sufrieron complicaciones. “Hemos tenido picos de hasta 30 pacientes a la vez”, recuerda. En el Hospital Puerta del Mar hay disponibles 27 camas. “Ha sido muy duro”, admite. La falta de contacto, por prevención, ha dificultado aún más el trabajo.

“Necesitamos tocarnos, el aislamiento lo hace todo más impersonal”, aunque las medidas se han relajado, por fortuna. Aún así, se mantiene toda la prudencia porque, aunque se otea ya el fin de la pandemia, el Covid es imprevisible.

“La gente sabe ahora toser y estornudar de manera higiénica”

Rafael Martínez, presidente de la Sociedad Andaluza de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria, recomienda no hacer predicciones muy avanzadas porque el Covid se ha revelado como un virus imprevisible.

Es cierto que la tasa de incidencia cae en picado en las últimas semanas, pero “llevamos seis olas” y hasta en dos ocasiones parecía que habíamos superado lo peor de la pandemia... Y, no, no se superó.

“La vacuna funciona”, remarca, y es normal que se relajen las medidas de precaución, “teniendo en cuenta que vamos a tener un grupo vulnerable (pacientes inmunodeprimidos, en tratamiento quimio o radioterápico o renal, entre otros)”, pero apela a la prudencia.

Habrá que llevar la mascarilla a mano para situaciones en las que haya aglomeraciones o si se accede a un local concurrido”, aconseja. En este sentido, confía en la responsabilidad individual, que ha sido ejemplar hasta ahora, con excepciones.

“La gente ha aprendido a hacer un uso correcto de ella”, celebra, y también ha aprendido a toser o estornudar sobre el codo, en lugar de hacerlo en la mano, un gesto sencillo que puede salvar vidas.

En lo estrictamente médico, apunta que ha quedado claro, en primer lugar, que “contamos con un sistema sanitario maduro, capaz de adaptarse a la circunstancias cambiantes, un sistema de vigilancia epidemiológica precisa”, que ha ido mejorando con cada uno de los test de estrés a los que se ha visto sometido en cada una de las seis olas.

En segundo lugar, “hemos aprendido que tenemos que mejorar en la preparación previa ante una situación de pandemia”. “Hemos ido detrás del virus, nos ha ido marcando el paso, no hemos sido capaces de adelantarnos a situaciones de futuro”.

Martínez reconoce que “era difícil de prever” el caos y “vivimos en un mundo globalizado” que ha favorecido la expansión de la infección, pero, justo por todo esto, hay que tomar nota.

Y, finalmente, se felicita por el éxito científico de desarrollar un fármaco en un tiempo récord: “Antes de marzo de 2020 era impensable conseguir una vacuna eficaz en apenas un año, pero lo hemos conseguido”.

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