El Seminario Diocesano está viviendo quizá su mejor momento desde que el primer obispo de Asidonia-Jerez, Rafael Bellido Caro, promoviera su fundación en 1985.
Eso es al menos lo que cree su rector, Ignacio Gaztelu Pastor, que ha estado al frente del mismo desde 2005 y que justo ahora va a ser relevado en esta responsabilidad por Antonio Luis Sánchez.
La cifra actual de 16 seminaristas constituye prácticamente “un récord” en la historia de este semillero de nuevos sacerdotes, tanto es así que se trata de un número “para felicitarse” aunque siempre sin dejar de lado que se precisan todavía más vocaciones para atender todas las necesidades pastorales de la Diócesis.
Ignacio Gaztelu considera que los datos son “muy significativos” porque lo normal en estas últimas décadas es que el volumen de vocaciones haya menguado, lo que ha provocado incluso que “seminarios con mucha tradición estén ahora vacíos”.
“En Jerez estamos ante una realidad quizá sorprendente que constata de algún modo la realidad de nuestra Iglesia local”, apunta.
En este sentido, no deja de lado que para que surjan nuevas vocaciones es imprescindible que se aprecie una “vitalidad” en la propia Iglesia.
De modo que el hecho de que el Seminario Diocesano cuente con esos 16 aspirantes a la ordenación sacerdotal es síntoma de que “se está trabajando bien en las parroquias, en las hermandades y en otros movimientos eclesiales”.
Esa es quizá la clave que explica este fenómeno, la existencia de grupos y movimientos que alimentan la Fe.
A este respecto, Gaztelu no duda que las hermandades “son un granero de vocaciones”, de ahí que el propio obispo, José Rico Pavés, insista en el valor que debe otorgarse a la religiosidad popular.
“Las cofradías son un lugar posible y demostrable donde vivir esa Fe y en el caso de la juventud es muy importante, porque observamos cómo en aquellos lugares donde el fenómeno de la religiosad popular no tiene la importancia que vemos aquí los jóvenes no están en las iglesias. Y si en las iglesias no hay jóvenes difícilmente pueden surgir esas vocaciones”, apunta el hasta ahora rector del Seminario.
Esta “llamada” también se observa igualmente en otros movimientos eclesiales, lo que pone de manifiesto que en esos lugares se está haciendo vida de Iglesia”.
Ignacio Gaztelu no se conforma con estos números y aspira a incrementar aún más la cifra de seminaristas. Entre otras cosas porque el clero de Asidonia-Jerez “no es muy numeroso” y además tiene una edad media “alta”.
Eso significa que los sacerdotes apenas pueden atender “lo más preciso y urgente”, dejando quizá de lado otras labores, como la dirección espiritual de los propios feligreses, por falta material de tiempo.
“A veces somos demasiado demandados y no podemos llegar a todas partes. Podríamos hacer más si tuviéramos más disponibilidad, pero atender una dirección espiritual exige mucho tiempo. Nos duele no poder estar más pendientes de esa atención personal que también se nos demanda”, reconoce.
De ahí que siempre sea necesario reclamar más vocaciones, entre otras cosas porque el Seminario “está recién estrenado y todavía hay sitio libre”.
Con todo, la situación de Jerez es óptima si se la compara con la que se está viviendo en otras diócesis españolas.
Sin ir más lejos, hace ahora un año el arzobispo de Mérida-Badajoz, Celso Morga, adoptó la determinación de cerrar el seminario por falta de vocaciones, trasladando a los cuatro aspirantes al sacerdocio a la Universidad Pontificia de Salamanca, a la que desde hace años está afiliado el Centro Superior de Estudios Teológicos de la archidiócesis extremeña.
“La Iglesia nos sugiere, con particular insistencia en estos últimos tiempos a través de la Ratio de la formación sacerdotal, tanto universal como la referida a España que, cuando una Diócesis no pueda asegurar convenientemente una sólida formación en el propio territorio, se una a otras Diócesis para fomentar seminarios comunes”, explicaba entonces el arzobispo en el escrito en el que anunciaba esta decisión.
En esa misma carta también dejaba constancia de su decisión de renovar la Delegación Episcopal para las Vocaciones Sacerdotales, señal evidente de que algo no estaba funcionando.
En Asidonia-Jerez está ocurriendo justamente lo contrario, ya que su seminario se ha convertido en referencia nacional.