El presidente de Argentina, Alberto Fernández, designó este jueves a Sergio Massa, pieza fundamental del frente gobernante, como un nuevo "superministro" que intentará encarrilar la compleja economía del país suramericano, azotada por fuertes desequilibrios que amenazan al crecimiento y golpean los bolsillos de los argentinos.
Tras la fuerte ola de rumores desatada este miércoles sobre inminentes cambios en el Gabinete de Gobierno, finalmente Fernández decidió reorganizar las áreas económicas del Ejecutivo "para un mejor funcionamiento, coordinación y gestión", según informaron fuentes oficiales.
Así, se unificarán los ministerios de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, Ganadería y Pesca en una nueva cartera, que será comandada por Sergio Massa, actual titular de la Cámara de Diputados.
Massa asumirá su cargo como ministro una vez que formalmente "se resuelva el alejamiento de su banca" como diputado, informó el Gobierno en un comunicado.
Silvina Batakis, ministra de Economía desde el pasado 4 de julio, pasará a presidir el estatal Banco Nación, mientras que Daniel Scioli, que comandaba el Ministerio de Desarrollo desde mediados de junio pasado, regresará como embajador argentino en Brasil.
Por otra parte, Fernández aceptó la renuncia de Julián Domínguez como ministro de Agricultura y la de Gustavo Béliz como secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, cargo que pasará a desempeñar Mercedes Marcó del Pont, hasta ahora titular del Fisco argentino.
SEGUIDILLA DE CAMBIOS
El cambio en el Gabinete es el tercero que se produce en menos de dos meses, en un escenario de fuerte divisiones en el gobernante Frente de Todos, entre el ala kirchnerista que responde a la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, y el peronismo más moderado alineado con Alberto Fernández.
En junio había dejado el Ministerio de Desarrollo Productivo Matías Kulfas y a inicios de julio Martín Guzmán había dimitido como ministro de Economía, dos hombres cercanos al presidente y abiertamente cuestionados por la vicepresidenta.
Massa, líder del Frente Renovador, tercera fuerza de mayor peso dentro del Frente de Todos, fue jefe de Gabinete del Gobierno de Cristina Fernández (2007-2015) y luego pasó a liderar el peronismo opositor a la entonces mandataria.
Actualmente, mantiene una buena relación tanto con el jefe de Estado como con la vicepresidenta, con quien mantuvo contactos en las últimas horas.
Los gobernadores de provincias argentinas que integran el peronismo también han impulsado la llegada de Massa al Gabinete para tratar de aplacar las tensiones políticas internas y provocar un cambio en las expectativas de los mercados y el empresariado, algo que Batakis no logró en sus tres semanas de gestión.
También la peronista Confederación General del Trabajo, la mayor central obrera del país, saludó la designación de Massa.
"La incorporación de Massa al Gabinete del presidente Fernández fortalece al Gobierno y al vínculo que une al Frente de Todos con las preocupaciones de los argentinos y las argentinas", dijo el canciller argentino, Santiago Cafiero.
DESAFÍOS MAYÚSCULOS
Massa, de 50 años y abogado de profesión, toma las riendas de una economía que el año pasado logró recuperarse 10,4 % tras tres años de severa recesión, pero que este año ha perdido vigor, en medio de un complejo escenario global y con una elevada inflación que el país arrastra desde hace años pero que se acelerado en los últimos meses -64 % interanual en junio-.
Argentina también sufre desequilibrios fiscales y monetarios que el acuerdo de refinanciación firmado en marzo pasado con el Fondo Monetario Internacional busca corregir con metas de reducción de déficit primario, recorte en la asistencia monetaria al Tesoro y acumulación de reservas monetarias que suponen un desafío mayúsculo y que muchos expertos consideran de difícil cumplimiento.
En este escenario, el Banco Central ha restringido aún más el acceso a divisas -incluyendo nuevas medidas este jueves-, lo que ha provocado preocupación entre los empresarios y renovadas tensiones en los mercados cambiarios en las últimas semanas.
Además de despejar la incertidumbre que prima entre los inversores, Massa también tendrá el desafío de intentar recomponer la dañada relación con el sector agropecuario -el de mayor peso en la economía argentina- y de atender las crecientes demandas sociales, en un escenario de elevada pobreza.
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Argentina tendrá un "superministro" para intentar encarrilar la economía
Azotada por fuertes desequilibrios que amenazan al crecimiento y golpean los bolsillos de los argentinos
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