Para el próximo día 9 de este mes, el viernes habrá un “simulacro” del tranvía y se espera mucho político para hacer el viaje. O quizá no mucho, porque algunos aún recuerdan el agravio que supuso el primer trayecto ‘oficial’ hasta la estación centro de Cádiz, cuando la Junta no permitió que subieran políticos del PSOE. Sólo del PP.
El simulacro se hace con la calle Real sin recepcionar por el Ayuntamiento de San Fernando -ya está aclarado por qué se denomina simulacro- que es un papel que no tiene la Junta y que técnicamente hace que la calle Real esté en obras, además de otros documentos que faltan por firmarse. Vamos, que del billete que anuncia la marquesina de Plaza del Rey no vale ni el SOV. O sea, el Seguro Obligatorio de Viajeros.
Y por parte del Ayuntamiento la calle Real tiene muchas carencias que ponen en un brete el intento de la Junta de Andalucía de poner en marcha la explotación pura y dura. Hay que recordar que San Fernando por no tener no tiene ni una Ordenanza de Tráfico actualizada para que las bicis y los patinetes no circulen en un limbo jurídico, que ya es decir no tener después de tres años de trabajos.
Pero es que tampoco tiene Plan de Movilidad Urbana ni Plan de Emergencia Municipal. ¿Por dónde va a circular el tranvía? Sencillamente por un erial administrativo.
El dinero
Luego está otra cuestión de la que nadie puede decir que no existe compromiso por parte de la Junta de Andalucía. Ha anunciado que ha librado 56 millones de euros para garantizar el funcionamiento del tranvía durante diez años.
Esto es, el dinero suficiente para el mantenimiento y para las pérdidas, que según Renfe que será la operadora, pueden estar en torno a los cuatro millones de euros anuales.
La última inversión de la Junta en este proyecto que ha casi triplicado el presupuesto original ha sido en un gemelo del tranvía de la Bahía -también ha hecho esa inversión en el Metro de Granada, sólo que allí es un metro y aquí un tren con todas las de la ley- que reproduce fielmente el funcionamiento y que evitará muchos problemas a los técnicos y molestias a los usuarios.
El último problema es el del ruido de los trenes en los cambios de vía, que se supone que lo tendrán en cuenta y lo solucionarán con algún tipo de tres en uno. Y es que no es un tema baladí. El ruido (el chirrido) se suma al ruido propio del funcionamiento del tren y a la sensación de movimiento de los edificios -que algo se moverán cuando se siente-, lo que puede convertir en un infierno vivir en la calle Real.
Hay que tener en cuenta que la Atención Técnica del tranvía ha anunciado que los horarios de circulación de los coches van desde las 05.15 horas (de madrugada) hasta alrededor de la media noche (a punto de empezar la madrugada). Cualquiera puede sacar conclusiones.
Y por último, el pegote que se han tirado los creativos que le han cambiado el nombre al Tranvía Metropolitano de la Bahía, que habrán cobrado lo suyo porque el talento cuesta dinero, poniendo sobre la mesa la siguiente idea.
TramBahía: Tram “porque se dice así en inglés”, cuando en español ante de pe y be se escribe eme. Y segundo, porque la similitud fonética entre TramBahía y tranvía hará que la gente lo llame de la forma más sencilla posible. O sea, tranvía, porque el lenguaje siempre busca la economía.
