Lola Flores, quien cumpliría cien años este sábado 21 de enero, celebra su centenario con la edición de la obra 'Flores para Lola' (Dos bigotes y Egales) en la que se remarca su faceta como "icono pop" que quería "agradar a todo el mundo".
"El origen de esta obra es el de hacer una lectura subjetiva 'queer' y feminista de Lola: no es un libro biográfico, sino una mirada subjetiva", ha señalado el autor de la edición, Carlos Barea, quien ha optado por dejar a un lado también la "parte mediática" de 'La faraona' en los textos elegidos.
Es por ello que en las páginas de 'Flores para Lola' no aparecen algunas de las anécdotas más conocidas de la bailaora, desde el 'darse un pipazo' hasta el famoso pendiente perdido en el escenario, pasando por la promoción --más mito que realidad-- de que era alguien que 'ni cantaba ni bailaba, pero no podía perderse su espectáculo'.
Sí están por el contrario otras historias que revelan un "símbolo potente" de la época, capaz de "transgredir las leyes y los clichés sociales". "Hizo de su marginalidad un punto fuerte y permitió una lectura a través de la pasión. Lola Flores enseño que uno puede saltarse las normas y vivir su deseo", ha explicado uno de los autores del libro, el filósofo y baialor Fernando López.
Por ejemplo, 'La faraona' afirmaba en un programa de Lauren Postigo que cuando ella muriese, le gustaría que la embalsamaran y estuviera en el Teatro Calderón para que le "vieran los mariquitas". "Es que la gente flipa con las cosas que decía, era más moderna que muchos modernos y hay que leerla en el contexto de la época", ha añadido Barea.
"Ella decía la palabra 'mariquita' o que tenía amigos homosexuales, por lo menos hacía que se escucharan esas palabras y era de los pocos artistas que lo decía. No tenía ningún problema en una época en que los 'trans' eran vistos como monstruos por la sociedad o los homosexuales no existían", ha indicado el editor.
También hay un espacio en este libro para esa idea que gira en torno al franquismo de Lola Flores. "Es algo que no se puede obviar, pero es que ella quería agradar a todo el mundo y así lo decía. Además, ¿quién no iba a La Granja con Franco? La voluntad de Lola no estaba en lo que decía, sino en lo que hacía", apunta Barea.
Este libro sobre Lola Flores se ha hecho de manera "ajena a la familia", aunque el editor ha reconocido que quería contar en el prólogo con la nieta de la bailaora, Alba Flores. "No me interesaban tanto Lolita o Rosario como Alba, por eso de la mirada generacional, pero ella me dio uno de los 'noes' más generosos que he tenido en mi vida: al final, estaría hablando de su familia y ella lo siente así", ha indicado.
¿UNA FIGURA OLVIDADA?
Barea ha llamado la atención sobre el hecho del escaso eco que está teniendo la conmemoración de un centenario sobre una de las artistas españolas más reconocidas en el siglo XX. "Aquí se ha dicho que se lleva a Lola en el corazón, un homenaje en Jerez y la reedición del libro de Umbral y poco más, mientras que hay mil millones de cosas para el año Picasso", ha lamentado.
"No es una cosa de la familia, porque a ella no le hace falta y encima a Lola Flores le sobra publicidad. Son las instituciones las que tendrían que ir a ella, que siempre tenía el nombre de España en la boca. De todas formas, da igual, porque Lola Flores es una llama que nunca se apaga: hoy subes un vídeo en YouTube con ella y tiene miles de visitas", ha recordado.
'Flores para Lola' es una recopilación de textos con autores menores de 40 años --"quería que hubiese una mirada generacional porque a través de redes sociales se ha creado un icono", ha indicado--, con textos de autores como la periodista y crítica de cine Pepa Blanes, la periodista Nerea Pérez de las Heras o la activista Noelia Cortés, entre otras.