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La ayuda no llega y la cifra de muertos se aproxima a los 800

Muchos de los supervivientes del seísmo de 7,1 grados que golpeó el miércoles la provincia de Qinghai han pasado una segunda noche a la intemperie, bajo temperaturas mínimas, en espera de que llegue más ayuda a la zona y cuando los muertos ya ascienden a 791.

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Muchos de los supervivientes del seísmo de 7,1 grados que golpeó el miércoles la provincia de Qinghai han pasado una segunda noche a la intemperie, bajo temperaturas mínimas, en espera de que llegue más ayuda a la zona y cuando los muertos ya ascienden a 791.

Las últimas cifras indican que hay 294 personas desaparecidas y 11.486 heridas, de las cuales 1.174 están en estado grave, destacó la agencia oficial Xinhua.

“Hace mucho frío por la noche. Necesitamos tiendas de campaña y comida lo antes posible”, dijo a la prensa una víctima, que añadió que una bolsa de harina recogida entre los escombros es la única comida de la que disponen él, su mujer y sus cuatro hijos.

En la ciudad de Jiegu, la más afectada por el seísmo y con un 85% de las casas destruidas, muchos residentes buscan alimentos y mantas entre las ruinas.

Mientras, los equipos de rescate, que intentan hacer frente a las malas condiciones meteorológicas y a la falta de oxígeno (la urbe está situada a 4.000 metros de altitud), siguen sacando a las personas bajo los edificios derrumbados. Al menos 7.093 efectivos participan en las operaciones de salvamento de Jiegu, donde ya se ha rescatado a 6.900 residentes.

Muchas de las carreteras de la zona han resultado dañadas, entre ellas las que unen área con la capital provincial, Xining, uno de los pocos lugares con hospitales bien acondicionados para tratar a los heridos.
Todavía hay mucha gente que permanece sepultada entre los escombros, según los medios, que, conforme pasan los días, van revelando las historias personales de los supervivientes.

Xinhua informó, por ejemplo, del nacimiento durante estos tres días de varios bebés en la zona afectada. “Debe ser la primera vida que llegó al mundo tras la catástrofe”, contó un médico sobre el nacimiento de un niño en una de las tiendas de campaña desplegadas en la ciudad de Jiegu. “El bebé ha traído la esperanza a este lugar en ruinas”, subrayó.

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