Jerez

Laura Yesa, la jerezana que ha hecho historia a bordo del Juan Sebastián de Elcano

Forma parte de la tripulación que ha conseguido atravesar por primera vez el Cabo de Hornos a vela

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Laura Yesa a bordo del Juan Sebastián de Elcano

  • "Somos pocas mujeres a bordo, pero nos sentimos igual de integradas que nuestros compañeros"
  • Lleva tres meses fuera de casa y le quedan otros tres por delante

El Buque Escuela Juan Sebastián de Elcano consiguió hace unos días un hito histórico: cruzar a vela el Cabo de Hornos. Nunca en sus 95 años de historia lo había conseguido, ni había navegado en una posición más austral. Este accidente geográfico sigue dando mucho respeto a los marinos, dotando a esta maniobra de un mérito incalculable. A bordo de Elcano se encuentra una jerezana, de Jerez y Torrecera, Laura Yesa, para la que ha supuesto “un gran orgullo”. Para todos los marinos “es un lugar que impone mucho respeto y que lo hayamos cruzado a vela supone un doble reto”.

Todos los compañeros estábamos expectantes porque no nos imaginábamos qué era lo que nos íbamos a encontrar, siempre habíamos escuchado cosas sobres las enormes olas que hay

Un hito que sirve para hacer historia, aunque Laura se siente “como una marinero más de la Armada, pero sí es cierto que esto es un antes y un después en la historia de nuestro barco y nos sentimos muy satisfechos con la gran labor que hemos realizado entre todos”.

Cuando hablamos con esta jerezana de 26 años se encuentra por aguas peruanas rumbo a Lima. Ya por entonces llevaban un largo recorrido partiendo de Cádiz y pasando por Tenerife, Rio de Janeiro, Buenos Aires y Punta Arenas (Chile). Lograr este reto en 95 años de historia impone “muchísimo, todos los compañeros estábamos expectantes porque no nos imaginábamos qué era lo que nos íbamos a encontrar, siempre habíamos escuchado cosas sobres las enormes olas que hay, el mal tiempo, los naufragios… Lo cierto es que el día que cruzamos hizo un día espléndido, sol, con mucho frío y nieve, pero la mar tranquila. Ese día parece que estaba para nosotros”.

Una experiencia “única. Ver nevar, tirarnos bolas de nieve, navegar por aguas tan remotas y tan inhóspitas. Sin duda una experiencia única”.

La dificultad en la maniobra estaba en que “hay cambios meteorológicos muy bruscos, cambios en los vientos que influyen en las mareas y siendo nosotros un barco de vela es aún más complicado porque dependemos totalmente del viento”. Y detrás de este éxito hay mucha preparación y trabajo. Yesa comenta que “hicimos simulacros de la maniobras de las velas para prepararnos para ese día. Todo estaba muy calculado y estudiado sobretodo la meteorología, los vientos a los que nos íbamos a enfrentar”.

Estar a bordo de Elcano es “un sueño” para Laura. Cuando ingresó en las Fuerzas Armadas “tenía dudas de si esto sería lo mío, de si aguantaría los meses de instrucción militar, si sería duro o no, por eso me siento afortunada de haber llegado hasta aquí y haber superado este reto personal”. Y eso que tuvo unos inicios “curiosos” en esta carrera militar, pues estudió “Derecho y en el último año de carrera me replanté un poco como quería enfocar mi futuro laboral. Siempre me había llamado la atención todo lo relacionado con el Ejército y la Guardia Civil y un familiar militar me animó a probar suerte en la Fuerzas Armadas. Me encanta mi trabajo y la labor que hace Elcano como ‘embajada flotante’, pero debo reconocer que mi gran vocación es la Guardia Civil, cuerpo al que aspiro a formar parte algún día”.

Mujer en un mundo tradicionalmente de hombres, algo que ya ha quedado como algo pasado: “Somos pocas mujeres a bordo, pero nos sentimos igual de integradas que nuestros compañeros. Para dar las velas de nuestro barco hay que subir a los palos, son muchos metros de altura y se necesita fuerza, agilidad y mucha maña, trabajo que hacen por igual hombres y mujeres. Por desgracia en la sociedad sigue viéndose desigualdad en este aspecto, pero nuestro barco somos todos un gran equipo”.

Lleva tres meses fuera de casa y le quedan otros tres por delante. Y aunque la experiencia es realmente enriquecedora, siempre se piensa en la vuelta a casa. Algo que es “muy emocionante, cuando vamos entrando en Cádiz ya vienen a recibirnos muchos barquitos y veleros y en el muelle nos espera la familia, para mí es uno de los días más felices del año. Lo primero que haré será abrazar a mis padres y a mi hermana, que me estarán esperando en el muelle, y pasar un primer día en familia con todos. Echo de menos los ratos con ellos y mis amigas, la comida que me preparan mi madre y todas esas pequeñas cosas que no podemos hacer por estar a bordo. Ya queda menos para volver a casa”.

El objetivo de este crucero es dar la vuelta a Sudamérica y “cuando zarpemos del puerto de El Callao, en Lima, seguiremos rumbo a Colombia, a Cartagena de Indias, pasando antes por el Canal de Panamá. Después de Cartagena de Indias nos sigue Puerto Limón, en Costa Rica, siguiéndole Estados Unidos donde atracaremos en el puerto de Pensacola y de Nueva York. Nueva York es nuestro último puerto extranjero y el más esperado por la gran mayoría de la dotación. Después cruzaremos de nuevo el Atlántico para dar el gran salto a España. Primera parada en Marín, en la Escuela Naval Militar, donde estudian los guardiamarinas que viajan a bordo con nosotros y última parada en casa, en Cádiz”.

 

 

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