Wen, que llegó ayer a Seúl en su primera visita en tres años, mantuvo un largo encuentro con el presidente surcoreano, Lee Myung-bak, al que aseguró que China decidirá “de forma objetiva y con justicia” su postura sobre el suceso, que dejó 46 muertos.
Según un portavoz surcoreano citado por la agencia Yonhap, Wen subrayó además que Pekín “respeta” la investigación que culpa al régimen comunista de Pyongyang del hundimiento de la corbeta, el pasado 26 de marzo, aunque aún no ha decidido si acepta sus conclusiones.
La semana pasada, un equipo de expertos de cinco países reveló en Seúl que el Cheonan se fue a pique cerca de la frontera marítima con Corea del Norte a causa de un torpedo disparado desde un submarino norcoreano, lo que ha causado una seria escalada de tensión entre las Coreas.
Aunque Pyongyang niega su implicación, Corea del Sur ha iniciado una ofensiva diplomática para llevar este caso al Consejo de Seguridad de la ONU.
Para Seúl, el de Wen ha supuesto un viaje clave para tratar de ganarse el apoyo de China, el principal aliado del régimen de Pyongayng y uno de los países con derecho a veto en el Consejo de Seguridad.
Hasta ahora Pekín se había limitado a considerar el asunto como “altamente complicado” y había pedido contención, calma y diálogo para evitar tensiones en la península coreana.
El primer ministro chino reiteró ayer el compromiso de su país para “mantener la paz y estabilidad de la península” y subrayó que Pekín “se opone y critica cualquier intento de destruirla”. Para los analistas en Seúl, estas declaraciones están en la línea de China de proteger el equilibrio y la estabilidad en la zona.