El Unicaja Málaga cayó derrotado en el último partido de la fase de grupos de la Basketball Champions League. Un duelo intrascendente ante el Peristeri griego en el que los costasoleños dieron la cara y del que se marcharon con la cabeza bien alta.
Todo esto queda en un segundo plano debido al nombre propio del día: Augusto Lima. El pívot volvió a la pista después de un periodo de 356 días desde su última participación oficial, que fue interrumpida por una lesión en el ligamento cruzado anterior y el menisco interno de su rodilla izquierda durante un partido contra el UCAM Murcia. Durante este extenso periodo de inactividad, Lima desempeñó un papel crucial en la construcción de los cimientos del equipo al que pertenece, sobre todo en la cohesión del grupo.
Su retorno ha marcado una diferencia significativa en los primeros meses de la temporada, contribuyendo al resurgimiento del equipo. Ha ayudado a forjar un vestuario que ahora es motivo de celebración para todos.
Antes de su lesión, Lima ya había mostrado su importancia al equipo al adelantar su incorporación antes de participar en competiciones con la selección de Brasil. Incluso en el verano anterior a su regreso, demostró su compromiso al acelerar su retorno para brindar su apoyo al equipo.
El proceso de retorno de Lima a Málaga no estuvo exento de decisiones cruciales. A pesar de recibir ofertas de otros clubes, una llamada del entrenador Ibon Navarro cambió el rumbo. El míster expresó la necesidad de recuperar el carácter distintivo de Málaga, buscando que Lima contribuyera a la unidad del equipo. Esta decisión de regresar a Málaga, según Lima, ha sido la más acertada de su vida.
Para el partido de este viernes ya será uno más, y poco a poco irá entrando de forma natural en la rotación del equipo.