En su discurso de inauguración de la XCVII Asamblea Plenaria de la CEE, Rouco animó a los obispos a aprovechar la oportunidad que brinda la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), prevista para agosto en Madrid, para combatir la mala influencia de internet y el desconocimiento del verdadero amor que amenaza a los jóvenes.
Estos serán algunos de los asuntos que analizarán los obispos a lo largo de esta semana que, sin embargo, estará centrada en la renovación de toda la cúpula directiva de la organización, incluidos el presidente y vicepresidente.
El cardenal arzobispo de Madrid y actual presidente de la CEE, Antonio María Rouco, y el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, actual vicepresidente, terminan así un mandato que comenzó hace tres años y en el que -según los estatutos de la organización- ambos podrían repetir.
Así, se espera que vuelva a salir elegido Rouco como presidente; especialmente a tan sólo cinco meses de la visita del Papa Benedicto XVI con motivo de la JMJ, una cita cuya importancia, inminencia y complejidad de organización se ha encargado de subrayar en su último discurso antes de someterse a la votación de sus pares.
Por contra, no es tan probable la reelección de Blázquez dada la intensa agenda de viajes que realiza desde que el pasado mes de septiembre fue nombrado “visitador apostólico” para investigar al Regnum Christi, el
movimiento laico de los Legionarios de Cristo.
Aunque la votación definitiva para los puestos de presidente y vicepresidente de la CEE no tendrá lugar hasta hoy ayer los obispos celebraron una “votación de sondeo” que permite a la Asamblea conocer cuáles son los candidatos con mayores posibilidades antes de la votación oficial.
A lo largo de los próximos días, también deberá ser renovado el Comité Ejecutivo, compuesto por el presidente, vicepresidente y secretario, además de cuatro vocales elegidos por la Asamblea.
Dos de los actuales vocales -los arzobispos de Barcelona y Valencia, Lluís Martínez Sistach y Carlos Osoro- han cumplido ya dos trienios en el cargo, por lo que deberán ser sustituidos, lo que no impide que puedan ser elegidos para los cargos de presidente o vicepresidente.
En cuanto al discurso inaugural de Rouco, según el cardenal y arzobispo de Madrid, la Iglesia debe aprovechar la cita del próximo mes de agosto, para evangelizar a los jóvenes y ofrecerles un punto de apoyo moral y ético sólido con el que hacer frente a la “influencia desorientadora del relativismo” y la cultura del “todo vale” que promueve internet.
La jornada debe también servir para impulsar una imagen de una Iglesia joven, dinámica y vital en la que los propios jóvenes creyentes son los “mejores evangelizadores de sus amigos y compañeros”.