—José Díaz lleva muchos años trabajando por la Universidad en la comarca...
—Estoy metido en el tema universitario desde febrero de 1988, cuando hicimos la primera manifestación para conseguir que la Escuela de Ingeniería Técnica Industrial se convirtiera en Politécnica. En aquella época, el representante de los alumnos era Emilio Checa. Luego, hubo un antes y un después con las jornadas por el modelo público universitario del Campo de Gibraltar, en abril de 1998. Ahí se debatió todo el futuro universitario del Campo de Gibraltar, y salió una hoja de ruta que nos ha servido como guión de qué era lo que teníamos que ir pidiendo para ir consiguiendo logros. Fue en 1998 cuando se puso en marcha el segundo ciclo. En 2002 se consiguieron dos nuevas especialidades en Obras Públicas, se construyó el aulario anexo a la escuela, el edificio de talleres y laboratorio; la Escuela de Enfermería logró una de las reivindicaciones de convertirse en escuela propia; se construyó la segunda fase de este edificio. Por otro lado, el centro universitario adscrito, una de las reivindicaciones que teníamos era la transformación e integración dentro de la UCA, y se ha hecho dentro de un proceso del que todavía queda tiempo, y tres de las carreras que se estaban dando en los centros adscritos, como eran Derecho, Relaciones Laborales y Empresariales, pues se hayan puesto los grados aquí. También que se implantara el segundo ciclo de Económicas. Y en el Vicerrectorado, una de las reivindicaciones es que existiera un Vicerrectorado de Campus. También el instituto tecnológico o el Aula del Estrecho.
—¿Qué no se ha conseguido todavía?
—Gestión y Administración pública, que fue un título que desapareció, por un lado porque había pocos alumnos, y pensamos que se podría haber mantenido porque empezaban los grados. Después, Turismo y Trabajo Social, que se diferencia en que es de titularidad privada, al depender de Cajasol. Otro de los problemas que hemos tenido en este tiempo es el chovinismo, por las dos partes. Cádiz ha llegado a decir cómo tenían que llamarse los centros para que no se entendiera que no dependían de la Universidad. Todo lo que hemos conseguido ha costado más que lo que está allí en Cádiz conseguirlo, y ha costado manifestaciones, movilizaciones, reivindicaciones... En otros sitios de la provincia estamos a la expensa de tener que convencerlos de que nos lo merecemos. Y aquí también ha habido cierto chovinismo, porque ha habido en algún momento cierta reivindicación que no ha beneficiado, como el pedir que hubiera una universidad propia. Y la UCA es la universidad que tenemos. Pero nadie nos ha regalado nada.
—En este tiempo, ha habido muchas personas comprometidas en esta lucha, ¿no?
—Sí. En este periodo hemos tenido compañeros de viaje importantes. Voy a citar a dos. Uno de ellos es Francisco Trujillo. Yo en algún momento he tenido algún desencuentro con él, no tanto por los motivos finales como por los ritmos. Pero muchas de las cosas que se han hecho en este campus y de las que se van a hacer van a ser posibles porque Francisco Trujillo existe, como persona y como cargo que ocupa. Y no olvidarnos de Rafael Pérez de Vargas, una persona que tenía las ideas muy claras en el tema universitario, y que muchas de las cosas que se hicieron se lograron por el peso y por lo que él hizo porque eso se plasmara aquí.
—¿Han mejorado las condiciones para los alumnos?
—Ha sido también un elemento importante. CCOO no sólo defiende a los trabajadores sino a toda la sociedad. Y en el tema de alumnado, a parte de reivindicar la mejora de la enseñanza, uno de los logros más importantes ha sido la negociación de las tasas académicas. Se hizo para los centros de titularidad pública y supuso que, de media, los alumnos se ahorraran más de mil euros al año. Una de las cosas que debíamos conseguir era democratizar el acceso a la Educación, y esto es un claro ejemplo, y la actitud mostrada por Isabel Beneroso e Inmaculada Nieto en este proceso de negociación pues solventó muchos de los problemas.
—¿Qué carreras se han perdido?
—Una de las carreras que se ha perdido ha sido Gestión y Administración Pública, porque se decía que no tenía futuro, que tenía pocos alumnos. Pero defendíamos que eso no implicaba la proyección que tenía en el nuevo Espacio Europeo. Hubo elementos económicos a valorar por parte de Mancomunidad. Ese es uno de los temas que ha quedado ahí pendiente. Y el otro es Turismo y Relaciones Laborales.
—¿Han sido las únicas?
—Sí. Hombre, en medio de todo esto se ha puesto el segundo ciclo de Administración y Dirección de Empresas y hemos conseguido que en la Escuela de Enfermería se impartan otras titulaciones. Pero eso no significa que no vayamos a pelear por Turismo.
—¿La perspectiva que hay ahora es que se vaya a perder la Escuela de Turismo?
—Por parte de la Universidad se consulta a todos los centros adscritos si quieren seguir impartiendo los grados cuando se ponga en marcha el Espacio Europeo de Educación Superior. Hay centros que dicen que no pueden mantenerlo, pero que están dispuestos a ayudar a que se mantengan los grados (Relaciones Laborales, Derecho y Empresariales), pero se dijo que Mancomunidad y Ayuntamiento no iban a asumir esa docencia. Eso mismo ha sucedido con Turismo y Trabajo Social. Si no hay un plan de viabilidad que garantice la permanencia de la actividad académica en el centro, con una formación profesional o cualquier otro germen que vaya acreditando al profesorado para el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), pues vemos que es imposible mantenerlo.
—¿Es el Espacio Europeo la única salida?
—Es la única salida y además, nosotros apostamos que se la UCA la que ponga los títulos aquí. Lo que pedimos toda la comunidad académica y la unanimidad de la clase política es que sea la UCA la que los ponga aquí, y que hagamos un proceso de calificación del profesorado. Lo que nos tenemos es que si ese proceso tiene un corte y desaparece durante dos años el centro se va a olvidar el problema. Creemos que es importante que, si estamos todos de acuerdo y hablamos de un horizonte próximo de dos o tres años, que no desaparezcan los títulos. Cajasol debería haber seguido con esto o haber creado un proceso de colaboración con la UCA para que esto se hubiera mantenido.
—Esta situación está causando muchos perjuicios...
—Hay un problema de tipo estudiantil, por un lado, porque los alumnos ahora mismo no tienen garantizado cómo van a terminar, con los niveles de calidad y con la opciones para un diseño curricular mínimo. Y queremos que los alumnos terminen con los máximos niveles de calidad. Y el segundo problema es profesional y laboral, que es que muchas personas se quedan en la calle. Y hay algunos, que todavía no están saliendo en las estadísticas, que son las subcontratas a tiempo parcial, y que nos podemos encontrar con una persona que le están recortando tantas horas que al final no le merezca la pena seguir y se vaya. Y entonces, va a morir por inanición el centro. Y el tercer nivel es el social y el futuro.
—¿Son dos titulaciones que necesita la comarca?
—En una zona con desempleo, con inmigrantes y con una serie de problemas, se entiende que el trabajo social tiene que estar aquí. Pero si hablamos de especialidades turísticas también, porque estamos entre dos zonas turísticas muy importantes. Ya en su día planteamos la posibilidad de unificar títulos, de empresariales con Turismo, y en ese momento no se hizo porque Turismo dependía del Ayuntamiento, y que, por las cosas que fuera, se privatizó. Y si llega a mantenerse público, sí hubiera tenido ese proceso de integración en la UCA.
—Es un reflejo de que la crisis también está afectando a la educación...
—Sí. Está afectando. Pero a la vez hace que muchos alumnos no pueden ir fuera a estudiar y lo tienen que hacer cerca de su ámbito familiar. Y nos hemos encontrado conque Derecho ha tenido un tope de alumnos, que no cabían ya más, y es una situación que era impensable hace tiempo. Lo que nos sorprende de la actitud de Cajasol es que, justo en la época en que eran Obra Social y había 1.300 alumnos entre Jerez y Algeciras, y había beneficios, y en aquel momento no había problemas, y ahora, que es cuando la Obra Social se supone que tienen que ejercer su papel en esta historia, es cuando han enviado a unos abogados salvajes que son los que han dicho que esto se cierra.
—El Espacio Europeo está transformando el sistema educativo, ¿no?
—Yo creo que el Espacio Europeo ha cambiado el modelo de educación y ya iremos viendo y evaluando si ha sido el método ideal o si hay que introducir correcciones. Pero eso, junto a los centros adscritos, está creando una potencialidad universitaria muy importante. Hay problemas que ya están resueltos, como las instalaciones o los medios.
—Incluso está afectando a los profesores...
—Sí. Esto es como una persona que hace todos los días andando un mismo recorrido de 60 kilómetros y al final le damos un coche. Ya, entre el profesorado, en los últimos tiempos, estamos asistiendo a nuevas doctoras, porque la mayoría son doctoras, y tenemos ya un porcentaje elevado de acreditación estatal de funcionarios de profesorado de universidad. Ya han cogido el ritmo. Y esto está contagiando al resto de la comunidad universitaria. Cuando todo el mundo ve que se sigue un camino, pues lo que se crea es una sinergia muy importante.