Este sábado pasado se celebró una jornada sobre la salud en el Campo de Gibraltar organizadas por varias organizaciones ecologistas. Dos ponentes de una gran solvencia expusieron a las personas presentes sus conclusiones después de desarrollar durante varios años investigaciones en torno a la salud de la zona del campo de Gibraltar relacionándola con los datos medioambientales y de padecimientos de enfermedades en la provincia de Cádiz, Andalucía y el estado español.
Las conclusiones son evidentes: es preciso, aplicando el principio de prudencia, no exponer a los seres vivos (humanos entre ellos) a condiciones que puedan alterar el medio ambiente hasta no conocer en profundidad los efectos que puedan producirse. Otra de las conclusiones apunta a la necesidad de incluir en los estudios que se realizarán la contaminación electromagnética para conocer el alcance de la exposición a las radiaciones emitidas por redes de alta tensión y radares militares.
Igualmente se puso de manifiesto que las declaraciones efectuadas por parte de autoridades basadas en estudios recientes son prematuras ya que se basan en datos de los dos últimos años y las series temporales deben ser más amplias para fundamentar el conocimiento. Se realizaron afirmaciones dentro de la prudencia que toda investigación debe tener para aspirar a ser rigurosa.
Fueron más los interrogantes que se plantearon a modo de hipótesis que deben ser sin duda estudiados con rigor, dedicando para ello los medios necesarios. El conocimiento: como decía un filósofo, “!os hará libres! Siendo indudable que conocer mejor nos permite elegir mejor y al mismo tiempo ser más responsables con nuestras elecciones. Al fin y al cabo elegir supone rechazar mucho más que aceptar.
Mucho se ha hablado del estudio epidemiológico de la Bahía de Algeciras sin que haya trascendido las conclusiones de un estudio riguroso de la situación de insalubridad que padece, según se desprende de los datos aportados, este territorio.
Por otro lado la normalidad es un calificativo que no se sostiene por si solo, a no ser que se aporten parámetros que la dimensionen. Por ello podemos decir después de la información aportada en esta jornada, que la salud en el Campo de Gibraltar no es “Normal”, que es más alta la tasa de mortalidad que la de otros territorios y que las personas suelen tener una esperanza de vida menor que en otros lugares.
Con la salud no se juega y es lo primero. La proyección de la buena imagen de esta bahía de Algeciras, zona industrializada por excelencia en Andalucía, requiere que asumamos con trasparencia que tenemos problemas y al mismo tiempo la voluntad y los medios para resolverlos. Negar lo evidente no es buen síntoma de inteligencia. El reto está en hacer posible la producción de bienes y servicios con el sostenimiento saludable de la vida, de toda vida.
Aquello que presumimos puede dañarla debe inmediatamente detenerse, para aplicando la prudencia confirmar que no es dañino o que es posible eliminar sus nocivos efectos sobre todos los seres vivos. No en balde la despedida por excelencia de un anarquista era el deseo para la otra persona de ¡Salud! No podemos y no debemos jugar con la nuestra y mucho menos con la salud de los otros presentes y por venir. Por ello se impone la prudencia y el estudio riguroso del medio ambiente donde vivimos junto a todos los seres vivos que nos acompañan y una acción urgente para hacer posible que prosiga la vida en esta maravilla de territorio al que pertenecemos.