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Charlene Wittstock: novia a la fuga

Mañana se celebrará, tal y como estaba previsto, la boda de Alberto Alejandro Luis Pedro Grimaldi Kelly y la nadadora sudafricana Charlene Wittstock

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Mañana se celebrará, tal y como estaba previsto, la boda de Alberto Alejandro Luis Pedro Grimaldi Kelly y la nadadora sudafricana Charlene Wittstock, que tendrá lugar a las cinco de la tarde, en la Sala del Trono del Palacio Grimaldi, en Montecarlo, ante más de 500 invitados.

Una ceremonia que a punto ha estado de suspenderse si hacemos caso de lo publicado por L'Express, en el que se da buena cuenta de un incidente que ha dado la vuelta al mundo -por más que los interesados se hayan apresurado a desmentirlo-, y que de ser cierto amenaza con convertirse en un autentico escándalo. Según el semanario francés a la prometida del heredero de Mónaco le habría dado un ataque de pánico al descubrir que la vida privada de su novio no era tan ejemplar como ella imaginaba.

Que esto ocurra a tres días de la fastuosa boda justifica el ataque de nervios de Charlene, así como su marcha precipitada al aeropuerto de Niza, donde pensaba coger un avión que la devolviese a su país de origen. Una ruptura que finalmente no se ha consumado, debido a los buenos oficios de Carolina -que no ve el momento de pasarle los trastos protocolarios a su esbelta cuñada-, y a las persuasivas palabras de cariño de un Príncipe que por "h" o por "b" siempre está en el punto de mira de la prensa nacional e internacional.

Incluso después de que se hiciera pública su paternidad, los rumores sobre su ambigüedad no han dejado de perseguirle. Algo a lo que creímos que Alberto se había acostumbrado. Rumores a los que ha intentado poner fin con una boda que tiene todos los ingredientes de los buenos culebrones americanos. Una historia que sólo tiene de cuento de hadas el escenario donde se va a celebrar la ceremonia civil y religiosa, y que es el mismo donde se casaron la bella Grace Kelly y Rainiero de Mónaco.

Decir como se ha dicho que Charlene es el vivo retrato de Grace no deja de ser una exageración. Para empezar Grace era una actriz consagrada, bella y elegante, con bastante experiencia en el plano sentimental, por más que siempre apareciera como la princesa que nunca había roto un plato, pero que tenía un magnetismo que nadie osa poner en duda. Cualidades y defectos que en modo alguno adornan a la que en unas horas se convertirá en su nuera, y futura Princesa de Mónaco.

No quiero imaginar la que hubiese montado de suspenderse un acontecimiento social y religioso en el que se ha invertido tanto esfuerzo y dinero, mucho dinero por lo que supone de lavado de imagen de un lugar que vive por y del turismo, y cuya familia real ha disfrutado de la simpatía de unos ciudadanos que no ganan para sustos. Si a los escándalos sentimentales protagonizados por Carolina y Estefanía sumamos los accidentes que costaron la vida a Grace Kelly y a Stefano Casiragui, segundo marido de Carolina y padre de sus tres hijos mayores, comprenderemos el deseo del heredero porque su boda salga como estaba prevista. El tiempo dirá si los comentarios que pusieron en fuga a la buena de Charlene son ciertos y fruto de una serpiente de verano.

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