Última Columna

Reforma laboral: la pelota en el tejado del empresario

Dice el Gobierno popular que la reforma persigue reducir el desempleo. Y este loable objetivo se quiere conseguir mediante una doble vía: facilitando la supervivencia de empresas que sin estas reformas tendrían que cerrar o despedir a un buen número de trabajadores; e incentivando la contratación de desempleados. Con esta reforma, el Gobierno presume de que ha hecho lo que tenía que hacer y ahora le toca al empresariado mover ficha y contratar a parados. El mundo empresarial visualiza ésta desde una diversidad de posiciones, ya que no todas las empresas son iguales, ni están en igualdad de condiciones para padecer o disfrutar esta reforma.

Unas empresas, con pingües beneficios (a pesar del momento crítico), dan la bienvenida a este Real Decreto que abarata el despido y da una enorme capacidad para disponer de su mano de obra como prefieran, sin cortarse un pelo en considerar otras circunstancias más allá del beneficio. Estas empresas deshumanizadas, que ganan más a fuerza de exprimir mejor a las personas, ven llegada la hora de imponer a sus trabajadores una disciplina con la que nunca soñaron.

Si el miedo a perder el empleo había convertido en sumisa a su mano de obra, ahora con este Real Decreto sueñan tener el “mundo en sus manos”. Estas empresas “fuertes”, que no van mal, son las únicas que podrían ser lo suficientemente solidarias (palabra extraña en la cultura empresarial) para ofrecer puestos de trabajo deseados y necesarios. ¿Tendrán un mínimo de inteligencia para seguir manteniendo viva a su gallina de los huevos de oro? ¿Apostarán por generar empleo haciendo bueno el objetivo del Gobierno? ¿O miraran a su torpe y avaro ombligo para aprovechar la ocasión de hacer más dinero destruyendo el empleo que les sobra para aumentar sus beneficios?

Para las otras empresas, sobre todo pequeñas y medianas, las que conforman la mayoría del llamado tejido empresarial, que no están para tirar cohetes, esta reforma laboral nada dice de cobrar las multimillonarias deudas con las administraciones públicas, ni de alivios impositivos, ni de una moratoria en el pago de sus obligaciones tributarias, se le antoja un “caramelo envenenado”.

El Gobierno dice haber puesto la pelota en el tejado del empresariado de este país. Lo que no dice es que la pelota esta pinchada y que poco o nada viene a remediar la insoportable situación de centenares de miles de empresas en quiebra técnica. Porque si una persona en desempleo busca un puesto de trabajo, estas empresas buscan clientes inexistentes y de eso, de activar la demanda de bienes y servicios, esta reforma laboral nada dice.

A la vista está que el Gobierno, este y el anterior, nunca se va a enterar de que lo que falta es actividad económica y que esa falta de actividad se agrava si se reducen salarios (poder adquisitivo), si no se paga a las empresas lo que esos gobiernos les deben, si no se obliga al sector bancario a abrir el crédito, a que fluya el dinero, aun a riesgo de aumentar unos puntos la deuda soberana o la inflación. Porque cuando se hace un torniquete en una herida que sangra, es necesario permitir que fluya la sangre del herido, porque si no se gangrena el cuerpo y el paciente se condena a muerte.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN

A falta de pan buenas son tortas
ASAMBLEA DE AULA LA OPORTUNIDAD DE APRENDER LA COOPERACION EN TIEMPOS CRITICOS
Visítanos en Facebook
Visítanos en X
Recibe tu periódico a través de Whatsapp
RSS
NEWSLETTER