Estos días el recinto ferial ha estado lleno de gente, color, vida y ambiente, pero a partir de ayer comenzó el desmontaje de las casetas, atracciones, alumbrado, y demás instalaciones y servicios, de modo que el silencio y el vacío vuelven a Las Banderas hasta el próximo mes de mayo, cuando el real se vuelva a llenar con motivo de la Feria de Primavera y Fiesta del Vino Fino de 2013, dedicada La Rioja.
A pesar de que algunos caseteros ya comenzaran a hacer sus deberes de desmontaje y acopio de material el mismo lunes, pues después de la cena, sobre todo aquellas dedicadas a la convivencia familiar y no tanto a la marcha juvenil, ya comenzaron a recoger. Algunos prefieren aprovechar el lunes para terminar de recoger y otros en cambio siguieron aprovechando el martes, con mayor tranquilidad.
Además, fue el momento en que igualmente el Consistorio, a través de las concejalías implicadas, como Mantenimiento Urbano, Medio Ambiente, Policía Local o Fiestas, también hizo que el real se fuera transformando poco a poco, despejando la fuente y los arriates de flores (petunias llegadas de la Diputación Provincial de Cádiz), la caseta municipal sin sus principales elementos, dejando sólo el esqueleto, adornos, vallas, e incluso todo lo que supone el dispositivo de seguridad y tráfico.
Por otro lado, las empresas suministradoras igualmente hicieron ayer acto de presencia para retirar de los distintos caseteros los sobrantes. E igualmente los feriantes iban a dos ritmos. Por un lado están aquellos propietarios de atracciones variadas que prefirieron desmontar el mismo lunes, tras el cierre, para poder, ayer por la mañana temprano, emprender el viaje a otra ciudad, y en cambio otros que no tienen tanta prisa, “porque vamos a ferias no tan inmediatas como la de Jerez, que ya está montada”, se lo tomaron con más filosofía, “porque después de tantos días de fiesta más la previa del montaje, el personal está cansado”.
Tónica general
Este año parece que las expectativas, en el caso de los caseteros, se han cumplido. Como bien indican algunos consultados por este medio, se han sobrepasado los límites que se tenían en mente, pero siempre que los precios han sido asequibles y siendo consecuentes con la crisis económica, aunque este medio ha podido comprobar que ha habido caseteros o vendedores ambulantes que no han tenido en cuenta dicha apreciación a la hora de intentar fidelizar al cliente, lo que supone “que los que intentamos adaptarnos conseguimos mayor clientela”. Eso sí, igualmente, y como ocurriera el año anterior, parece ser que impera el hecho de comprar con anterioridad los tickets para consumir en una caseta, pues en algunos casos hay una ventaja de diez o quince euros de “regalo” para quien lo hace con antelación. También han imperado el 2x1 en la comida, las tarjetas para los amigos o familiares, y el mantenimiento de precios con respecto al año anterior. En resumen, los caseteros, o aquellas personas que se encargan de las casetas (pues cabe recordar que en muchos casos son los socios, hermanos o familiares, los que se encargan de este espacio durante los días de Feria), confirman que “los portuenses han tenido, un año más, ganas de Feria, y poquito a poco hacen acopio de algo de dinero para poder venir unos cuantos días”. El punto álgido en cuanto a las atracciones fue el jueves, que cabe recordar, fue el día decretado como del niño, con los precios a la mitad, excepto en la motaña rusa y los ponys.