Varios testigos han coincidido en asegurar que el acusado de matar de 59 puñaladas a un comerciante en su domicilio de la calle Joaquín Costa de la capital hispalense y la propia víctima tenían una relación "de amigos", en contra de lo que cree el fiscal, que en su escrito de acusación mantiene que ambos frecuentaron establecimientos de ambiente homosexual "donde en ocasiones se mostraron en actitud cariñosa".
Durante la segunda sesión del juicio con jurado popular que se está celebrando en la Audiencia Provincial de Sevilla, el trabajador de un bar ubicado cerca de la Catedral de Sevilla ha relatado que la víctima, que era cliente "habitual" del establecimiento, acudió al mismo "dos o tres veces" con el acusado, José Antonio H.G., y ha asegurado que pudo observar que su relación "era normal, de amigos".
En este sentido, el testigo ha dicho que sabía que la víctima, Manuel Flores Biedma, era homosexual, que la conocía desde hacía unos 15 años, y que solía acudir sólo al establecimiento a excepción de estos "dos o tres días" que acudió con el acusado --al que llegó a identificar por medio de fotografías--, con el que tenía una relación "normal, de amigos", negando que pudieran tener una relación de pareja.
Otro testigo que regentaba un bar en la zona de la Alameda de Hércules ha dicho que, días antes de que ocurriera el crimen, la víctima acudió a su local acompañado por el procesado "y me lo presentó como amigo y como una persona que trabajaba con él", aunque otra mujer, vecina del fallecido, sí ha señalado que le presentó al acusado "como su novio, decía que se iba a casar con él", todo ello mientras "le echaba el brazo por encima".
Durante la segunda sesión de la vista oral también ha testificado el dueño de un bar cercano al de la víctima, quien ha afirmado que, al día siguiente de los hechos, una persona a la que posteriormente identificó como el acusado entró "con prisa" en su establecimiento, "preguntando en voz alta por Manuel, el de la hamburguesería", por lo que "le dije que no estaba, pero que algo había pasado".
"Sexo y violencia no se pueden unir en Manolo"
"Estaba muy nervioso, cogió un teléfono móvil e hizo como si llamara a alguien", ha relatado, añadiendo que cogió el teléfono "con dificultad, porque tenía los dedos vendados". "Me dijo que era amigo del pueblo y que habían quedado para tomar copas", ha indicado, asegurando que nunca vio a la víctima tomando drogas "y muy raramente una cerveza".
Otro testigo ha dicho que el fallecido tenía "una forma de vivir loca" y que era una persona "promiscua; lo veía siempre intentando pescar a hombres". "No tenía dificultad para tener sexo", ha agregado, mientras que otro joven que fue el que halló el cadáver ha testificado que Manuel Flores tenía "numerosas relaciones sexuales", siempre consentidas, "porque violencia y sexo no se pueden unir en Manolo".
Durante su declaración, en la que ha llegado a describir las distintas tipologías existentes entre los homosexuales, como los 'osos' o los 'lobos', ha querido dejar claro que la víctima "tenía un corazón que no le cabía en el pecho" y que ayudaba al que se lo pedía, lo cual, ha añadido, "no llevaba implícito que tuvieran que mantener relaciones sexuales".
La Fiscalía pide 23 años de cárcel
Por estos hechos, la Fiscalía pide para el imputado, por un delito de asesinato, 23 años de cárcel y el pago de una indemnización de 75.000 euros a la madre de la víctima por los daños morales ocasionados.