Es cierto que la música y la poesía van indisolublemente unidos. De hecho, no podrían vivir, en ocasiones, la una sin la otra, lo cual quedó patente anoche en la novena edición de la Noche de Literatura en la calle que organiza Izquierda Unida y que se ha ido convirtiendo en uno de los actos culturales más relevantes de Andalucía durante su verano.
En esta ocasión, el acto giró en torno a la figura de Miguel Ríos, un rockero inigualable, que ha marcado con su música y su voz desde Granada hasta el mundo una época, desanudando libertades, sentimientos, sensaciones adormecidas de toda una generación, y de las siguientes por extensión. Fue un acto, además, reivindicativo, con continuas referencias al rechazo a los recortes y a la subida de impuestos que afectan negativamente a la cultura. Prueba de ello fue la participación de dos representantes de la 'Marea verde', que leyeron un manifiesto reclamando una educación pública de calidad, así como servicios públicos "que no deben ser la cabeza de turco de esta crisis".
Miguel vivió su reconocimiento de anoche con emoción, como un niño con los ojos brillantes que aplaudía y animaba siguiendo todo lo que acontecía en el escenario de la plaza de la Merced, que consiguió reunir a más de mil personas. Se le dedicaron poemas y palabras amables, sentidas, pero sin duda el lenguaje que mejor entiende, en el que se ha expresado toda su vida es la música.
Los observadores le vimos sonreir y aplaudir la ironía y la gracia de Daniel Mata y su "Rumba precaria"; vibrar de emoción con las versiones de Led Zep y su tremenda vocalista, Guiomar, a la cabeza de unos músicos entregados. Escuchó embelesado y siguió la voz de la calle de Quique González, que le agradeció "el camino de libertad y autenticidad que ha abierto para la siguiente generación". Y recibió sorprendido y con las emociones a flor de piel la inusitada interpretación del escritor Benjamín Prado, que versionó 'El Blues del Autobús' como agradecimiento a Miguel por haber cantado en su boda, un año antes, celebrada en Rota.
Uno de los momentos más especiales de la noche se vivió cuando el grupo roteño 'La Hoguera', con Inma Mora a la cabeza, interpretó una versión del 'Pequeño vals vienés' que cantase el desaparecido y también granadino Enrique Morente, con la letra de un poema de Lorca, en su revolucionario disco 'Omega'. Inma Mora desgarró la noche con su voz, dejando claro que música y poesía son una misma cosa. El propio Miguel Ríos, en un gesto amable que fue aplaudido, le colocaba a Inma el micro correctamente, porque sin duda sabía que iba a presenciar un instante único.
Si Paco Cifuentes hizo emocionar a los presentes con su luminosa 'Belle jour', igual la disfrutó el rockero granadino, y la fusión de 'Bastinazo habanero' también fue un punto interesante de la aportación musical de una noche llena de bohemia y contrastes. Llegó el turno entonces del mago de la palabra, Javier Ruibal, que emocionó con una canción dedicada a la ciudad de Granada, 'La más soñada', y con una de sus canciones más maravillosas, 'Rosa azul de Alejandría', acompañado por la banda de su hijo, Glazz, que mostraron su saber hacer al público tocando dos temas de su disco, en el cual participa Miguel Ríos. "Javi, no toques tanto, hijo", le piropeaba el granadino al hijo de Ruibal, que recibía el halago sonriente detrás de su batería".
Otro instante para el recuerdo lo dejaba el mítico cantautor Luis Pastor, que acompañado de Lourdes Guerra interpretó un tema a capella dedicado al homenajeado, no sin antes declamar un poema de su último trabajo, '¿Dónde están los cantautores?', una llamada a la rebelión y al recuerdo de la música como arma reivindicativa y social.
Todos estos momentos los vivía el cantante de 'El himno de la alegría' con ojos ávidos, así como las palabras de Luis García Montero y Leopoldo Almisas, que recordó un concierto que ofrecía Ríos en los 70 en la desaparecida discoteca April; Concha Caballero y Juan José Téllez, Almudena Grandes y Eduardo Mendicutti: todos ellos, además de desgranar anécdotas que les unían al homenajeado, destacaron su importancia en el alcance de la libertad a través de la música para una generación de españoles que provenía de una dictadura, abriendo un camino nuevo a través del rock and roll.
El acto finalizaba con la entrega por parte del Ayuntamiento de Rota de un recuerdo a Miguel Ríos, que entregaban la alcaldesa, Eva Corrales, y el delegado de Cultura, Antonio Izquierdo, así como de un retrato realizado por el pintor y amigo personal del cantante Juan Vida, y el cuadro original del pintor roteño Antonio Letrán que ha sido el cartel anunciador de la noche literaria este año.
Miguel Ríos se subía por fin al escenario, declarando su emoción, y su enamoramiento del talento de todos los que pasaron por el mismo estrado. El rockero recordó también sus visitas a Rota en los setenta, y ese escenario de rareza única en la Andalucía de aquel momento, el April, por donde pasaron grupos como Triana, Lole y Manuel y otros grandes. Miguel sentenció que "no hay cultura si no es popular, y si no es contada en calles o plazas como ésta maravillosa en la que nos encontramos". Y para poner un broche de oro a un acto inolvidable, Ríos, ya retirado de los escenarios, canto a capella un poema de Luis García Montero dejando claro que su legado ya es inmortal, en este pequeño rincón de la Bahía de Cádiz que anoche se hizo grande.