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Jaén

Acusado por agresión sexual a menor lo niega y éste mantiene que fue sometido a abusos

La Fiscalía ha solicitado diez años de prisión para el acusado

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El joven de 20 años de edad acusado de agredir sexualmente a un menor de cinco años en mayo de 2011 en su domicilio de la capital jiennense, A.C.R., ha negado los hechos, si bien, tanto el menor, que ahora cuenta con siete años, como su abuela han mantenido que fue sometido a tocamientos en el mencionado domicilio.

   En el juicio, que ha sido acogido en la mañana de este jueves por la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Jaén, el acusado ha manifestado que conocía al menor porque su abuela es vecina suya y que "a veces hablaba con él en la plazoleta". Así, y a preguntas del fiscal de si tenían buena relación a pesar de la diferencia de edad, A.C.R. ha respondido afirmativamente.

   Al hilo, el procesado ha relatado los hechos indicando que el 10 de mayo del pasado año "subía del polígono y tenía sed". Argumenta que el niño se le acercó y le preguntó que qué hacía y que a dónde iba. A continuación, según A.C.R., le comentó que "si podía ir con él a su casa". Entonces, asegura que "bajó con él y bebió agua", que acto seguido él fue al baño y, mientras tanto, el menor le preguntó cómo se llamaba el perro que había en el salón.

   Asimismo, asevera que estuvieron en el domicilio, "a lo más tardar, dos minutos". Además, ha negado que se desnudaran y que le echase al niño "una sustancia oscura en la barriga", como señaló el menor en la fase de instrucción. Así, y ante la interrogación de Fiscalía de si consideraba que "se lo había inventado todo el niño", el joven ha contestado que "no es que se lo haya inventado, pero a lo mejor lo ha dicho obligado por los padres influidos por una vecina con la que había tenido un percance".

   Al respecto, ha explicado que "el nieto de esta vecina le estaba enseñando un día sus genitales y él le dijo que no lo hiciera", contándole la abuela de este niño a la otra "que él había obligado a su nieto a mostrarse". De este modo, A.C.R., que ha señalado ser heterosexual y haber tenido novia, ha declarado que "no tiene ningún problema ni deficiencia mental", de igual forma que sabe que, "de haber protagonizado los hechos de los que se le acusa, ello estaría mal".

   Tal y como ha manifestado, "conoce a todos los niños que juegan en la plaza desde recién nacidos porque según van creciendo los va viendo". Preguntado por si sabía que en su casa no había nadie cuando fue con el menor, ha respondido que en su casa viven cuatro hermanos suyos y que "no sabía que su casa estaba vacía porque siempre hay alguien en la misma".

"DESAPARECIÓ DE LA PLAZA"

   Pues bien, los hechos relatados por el procesado contrastan con el testimonio de la abuela de la presunta víctima, que ha declarado también en la vista. La mujer asegura que su nieto estaba jugando a fútbol como portero en la plaza y que lo vigilaba desde un balcón desde el que observó que no se encontraba allí. Tras ello, se apresuró a bajar del piso para buscarlo, momento en el que los niños que estaban jugando con su nieto les dijeron, como afirma, que se había ido con A.C.R.

   Según ha contado la mujer, "le teníamos dicho que no se fuera con nadie", sin embargo, ante tales hechos, fue a casa del procesado, "donde no se oía ni una mosca", y tras la puerta, lo llamó advirtiéndole que su padre "le regañaría". "Si no hubiera tenido la boca tapada, hubiera hablado porque el niño es muy activo y no se calla".

   Al parecer, amenazó con llamar a la Policía si no abría la puerta y, "al rato, salió su nieto con A.C.R. sudando y tembloroso", mientras que el joven "salió tan fresco" y le dijo "que le había dado una poquita agua". A continuación, fueron con el padre del menor y éste le contó lo que había ocurrido en el interior del piso. Finalmente, ha referido el hecho de que una de las vecinas del bloque del procesado le dijo "que era peligroso y que tuviera cuidado con él".

   De su lado, el padre del menor ha señalado que fue a denunciar los hechos a la Comisaría de Policía y que ahí le instaron a que llevara el niño a un centro médico, donde le exploraron comprobando que no había sufrido daños físicos. El varón ha indicado que se sorprendió cuando su hijo le contó lo que había pasado, del mismo modo que se alertó, ya que "su hijo no ha visto ni oído eso en la vida".

   El menor ha sido interrogado, por videoconferencia, en la vista por la Sala, asegurándose previamente ésta de que sabía distinguir entre lo que es decir la verdad y lo que significa mentir, dado que cuenta tan solo con siete años. Así, ha colaborado en todo momento respondiendo de manera clara ante lo que le preguntaba el fiscal, el abogado de la defensa e incluso la propia presidenta del tribunal, que se ha dirigido a él con sutileza y dedicación.

"¡VENTE A MI CASA!"

   En concreto, el niño, cuyos familiares han destacado de él que es "muy alegre", ha revelado que el acusado "lo convenció" para que su fuera a su casa diciéndole "¡vente a mi casa, vente a mi casa!". Así, y a pesar de que en un principio se negó, acabó accediendo. En cuanto a lo que ocurrió en el domicilio, ha señalado que "le quitó los pantalones, después los calzoncillos y después le tocó el pene".

   Respecto a los informes del forense y de la pediatra, acreditan que "en el ano no se observaron síntomas de que se hubiera introducido algo", aunque, como ha apuntado el forense, "si hubiese sido un dedo pequeño o sin violencia, tampoco tendría por qué advertirse daño alguno". En lo que se refiere al estudio del menor efectuado por las psicólogas, el mismo refleja que "no presentaba una sintomatología de haber vivido dicha experiencia sexual", toda vez que "para él pudo ser desagradable pero no lo evaluó igual que una persona madura".

   Así las cosas, la Fiscalía ha elevado a definitivas sus conclusiones provisionales, pidiendo para el acusado diez años de prisión y prohibición de comunicarse por cualquier medio con el menor, así como aproximarse al mismo a una distancia inferior a 500 metros, a su domicilio o lugar donde se encuentre durante un periodo de once años. Por último, y en concepto de daño moral, la Fiscalía ha pedido que indemnice al menor, a través de sus padres, en un total de 4.000 euros.

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