San Fernando

6.200.000 parados y tranquilos

Riegan las calles con gasolina, les dan vacaciones a los bomberos y regalan mecheros un viernes sí y otro también.

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La noticia de la semana ha sido, sin ningún género de dudas, los 6.200.000 parados que ha arrojado la Encuesta de Población Activa, esa forma de contar que incluye a los que pueden trabajar, además de a los que buscan trabajo.

Sin embargo, la noticia ha estado en los medios de comunicación, en las tertulias de tertulianos profesionales, en los activistas de los partidos políticos que pasan al menos buena parte de su jornada laboral escribiendo comentarios en los periódicos digitales y, apurando un poco, también ha estado en la gente de a pie, la que no les va ni les vienen más que conservar su empleo, si lo tienen, o encontrar uno, si es el caso.

Como muchos otros problemas que no sean las derrotas del Madrid o el Barcelona, la espantosa cifra de 6.200.000 parados ha pasado casi desapercibida para la gran mayoría de la población; la han escuchado hasta la saciedad y les ha entrado por un oído y les ha salido por otro; son conscientes de la gravedad de la situación del país, pero nada comparado con la gravedad de sus propios problemas. Aunque sus propios problemas sean los del país.

Ellos son los que los políticos llaman la mayoría silenciosa, y su silencio, lo que los políticos en el Gobierno esgrimen como señal de que lo están haciendo bien, de que el que calla otorga, de que van por buen camino, que saben lo que hacen a pesar de que les han tumbado todas las previsiones económicas, se les ha disparado el paro, se les ha engrillado el crecimiento y la recuperación que iba a comenzar en el último trimestre de este año se ha pospuesto hasta 2016. Por ahora.

Lo peor de todo esto, antes incluso que los 6.200.000 parados, es que dicen que no tienen nada preparado por si se produce un estallido social porque la gente sabe que el Gobierno está haciendo lo que se debe hacer. No hay planes de contingencia por si acaso se equivocan por enésima vez en sus previsiones. Riegan las calles con gasolina, les dan vacaciones a los bomberos y regalan mecheros un viernes sí y otro también.

Por cierto, podrían preguntar por qué el editorial de esta semana es sobre un tema nacional y no local. ¿No ha pasado nada en La Isla? Pues no. No ha pasado nada. Aquí prefieren matar el partido y empatar a cero antes de que los alemanes les metan cuatro.

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