Campo de Gibraltar

Descartan que la muerte de peces en el río Iro se debiera a vertidos tóxicos

El incidente se produjo, según los técnicos, por un cúmulo de factores ambientales

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La Delegación Provincial de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía ha descartado finalmente que la muerte de centenares de peces que se produjo el pasado mes de enero en el río Iro se debiera a vertidos tóxicos. Así se desprende de los resultados de las analíticas realizadas sobre el agua y ejemplares de peces, que apuntan a un cúmulo de factores ambientales como causa más probable del fenómeno. 

Las muestras de agua recogidas por el Laboratorio para la Vigilancia y Control de la Contaminación de Palmones de la Consejería de Medio Ambiente han sido sometidas a un exhaustivo estudio en el que se han analizado más de 30 compuestos utilizados en la fabricación de pesticidas, más de 15 metales y semimetales, varios elementos alcalinos y alcalino térreos, aceites y grasas, nutrientes y otros parámetros de control como Carbono Orgánico Total, Sólidos en Suspensión, Amonio, Nitritos o Sustencia, sin que ninguno de ellos haya dado positivo. 

Ante esto, los técnicos de Medio Ambiente consideran como hipótesis más probable que el incidente pudiera estar provocado por las intensas lluvias de los días previos que ocasionaron escorrentías de tierras, arrastrando además hasta el río sedimentos procedentes de terrenos agrícolas y ganaderos además de los alivios de las estaciones de bombeo de aguas residuales, situación que actuó de forma negativa sobre la calidad del agua incidiendo directamente sobre la población de peces. 

A estos factores se le une la reducida renovación del estuario por los bajos coeficientes que presentaban las mareas ese día (marea muerta) y la alta irradiación que pudo derivar en una mortandad masiva a primeras horas de la mañana, cuando las condiciones de oxigenación del agua suelen ser más desfavorables.

Muestreo del río 

Cuando ocurrieron los hechos, el pasado 19 de enero, técnicos del departamento de Calidad Hídrica, agentes de Medio Ambiente y especialistas en la toma de muestras recorrieron los márgenes del río comprobando la existencia de un número significativo de peces muertos sin que se observara ningún foco evidente de contaminación, ni indicios externos (espumas, irisaciones, color anómalo, etc). Igualmente se tomaron mediciones in situ de parámetros fisico-químicos del agua (ph, oxígeno disuelto, temperatura, conductividad), sin que se detectaran valores que justificaran la mortandad. 

Durante los días siguientes al incidente se mantuvo la vigilancia ambiental del estuario por parte de los agentes de Medio Ambiente. 

La Delegación Provincial estableció tres estaciones de muestreo de agua a lo largo del estuario, dos aguas arriba y abajo del incidente y una central en el casco urbano de Chiclana. Igualmente se tomaron muestras de peces muertos que posteriormente se trasladaron para su necropsia y análisis microbiológico e histopatológico al Centro de Análisis y Diagnóstico de la Fauna Silvestre de Málaga de la Consejería de Medio Ambiente.

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