La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) ha informado de que ha detectado un nuevo pico de radiactividad, esta vez hasta los 130.000 becquerelios, en los alrededores de los tanques que almacenan el agua contaminada de la central nuclear de Fukushima-1.
TEPCO ha revelado hoy que sus operarios detectaron el pasado jueves un pico de hasta 130.000 becquerelios de tritio en unos de los pozos excavados alrededor de uno de los tanques, desde los 64.000 registrados en el mismo lugar dos días antes.
En los últimos diez días, TEPCO ha registrado niveles de radiactividad de entre 1.800 y 3.200 becquerelios por hora --que podrían acabar con la vida de una persona-- en torno a los tanques del reactor cuatro, según ha informado la televisión pública NHK.
La compañía eléctrica cree que el aumento de la radiactividad se debe a las grandes cantidades de agua contaminada que se han filtrado al subsuelo en los últimos meses y ha empezado a investigar las tuberías que conectan los tanques con los reactores nucleares.
TEPCO ha indicado que el deterioro de la resina que cubre las juntas de los tanques, construidos para almacenar el agua contaminada que se usó en el enfriamiento de Fukushima-1, podría ser la causa de estos picos de radiactividad.
La compañía eléctrica ha explicado que sus operarios han observado que la radiactividad se concentra en las juntas de los tanques, unidas con una resina especial para evitar los vertidos contaminantes, y ha asegurado que no se han producido nuevas filtraciones.
FUGAS RADIACTIVAS
El pasado 8 de agosto, el Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón reveló que diariamente se vierten al subsuelo 1.000 toneladas de agua desde la central nuclear, de las cuales unas 300 contienen sustancias altamente radiactivas que llegan al Pacífico.
TEPCO, por su parte, reveló que no detectó antes las fugas de agua radiactiva porque los tanques no tienen contadores y el único medio de control eran patrullas rutinarias, por lo que hasta que no se han formado charcos superficiales no han saltado las alarmas.
En respuesta, el primer ministro de Japon, Shinzo Abe, ha anunciado que el próximo mes de octubre pondrá en marcha un plan valorado en 21.000 millones de yenes (160 millones de euros), que saldrán de los fondos reservados, que recupera la vieja idea de congelar el suelo alrededor de los cuatro reactores dañados de Fukushima-1.
Las pruebas de viabilidad comenzarán en el reactor cuatro, en cuyo subsuelo se construirá un entramado de tuberías a las que se inyectará cloruro de calcio a menos 40 grados celsius para congelarlas, encerrando una superficie subterránea de diez metros cuadrados.
Se espera que el "muro helado" esté operativo hacia el próximo mes de marzo. Si funciona, los operarios de TEPCO construirán otros alrededor de los reactores uno, dos y tres de Fukushima-1. El proyecto estaría completado hacia 2015.
ADVERTENCIAS
En este contexto, la Autoridad Reguladora de la Energía Nuclear (NRA) de Japón ha decidido elevar del uno --que indica una "anomalía"-- al tres --que indica un "grave incidente"-- el nivel de alerta por las fugas de agua radiactiva desde Fukushima-1.
La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), por su parte, ha expresado su preocupación por las fugas de agua radiactiva desde Fukushima-1 y ha ofrecido al Gobierno de Japón su ayuda para resolver este problema.
ACCIDENTE NUCLEAR
Los problemas en Fukushima-1 se deben al terremoto y el tsunami que el 11 de marzo de 2011 arrasaron la costa de la prefectura japonesa, dando lugar al peor accidente nuclear de la historia, junto al de la central de Chernóbil, en Ucrania.
Fukushima-1 estaba preparada para un terremoto, ya que Japón se asienta sobre una falla, pero no para un tsunami, por lo que el azote del mar provocó varias explosiones de hidrógeno que hicieron que los núcleos de algunos de sus reactores se fundieran parcialmente.