Lo que queda del día

El nuevo traje del emperador

No lo llamen “errores”, llámenlo “experiencia”si lo prefieren, pero a cuento de qué mostrarnos la seda transparente y el hilo invisible que cubre un balance económico con toda la desnudez de sus cifras en rojo

Un gobierno municipal siempre anda necesitado de buenas noticias, y más aún si apenas le quedan 14 meses de trayecto hasta el plebiscito popular que determinará la aprobación o suspenso de su gestión. El de Jerez la ha propiciado esta semana mediante la aprobación en pleno de un plan de actuación de obras por importe de casi diez millones de euros. La financiación llega a través de la concesión del agua: da pie a la crítica, por la procedencia del dinero y por la rentabilidad política, pero también a la perspectiva de invertir ese dinero en beneficio de todos, no sólo en cancelar préstamos.

Lo que cuesta más trabajo entender es que se quiera convertir en buen gesto de gobierno lo que en realidad no son más que maniobras ante las turbulencias registradas en mitad de un vuelo que tiene claro su destino pero no dónde se encuentra el libro de instrucciones para seguir el curso del mapa.

El mapa dice que el resultado operativo por el funcionamiento ordinario de las empresas municipales ha arrojado en 2013 un saldo positivo de unos 800.000 euros, pero la posición del avión indica que también se han realizado operaciones extraordinarias por valor de unos seis millones de euros, lo que en términos globales depara unas pérdidas de más de cinco millones de euros. Si lo aplican al ámbito de la economía familiar podrán entender mejor de lo que están hablándonos. Si lo aplican, metafóricamente, al del fútbol, o al de cualquier deporte, comprenderán no ya el impacto económico, sino el moral: equivale a celebrar que nuestro delantero le ha marcado un hat trick al Madrid, sin contar que nos han metido diez goles en contra.

El mapa también dice que en este momento es preferible “aplazar el proceso de modificación de la plantilla municipal para la creación de plazas hasta que la Ley de Presupuestos Generales del Estado permita ofertar dichas plazas. De esta manera se persigue que la creación y la oferta de las plazas se hagan en paralelo en el tiempo, garantizando la estabilidad de la plantilla”. Pero la posición del avión indica que donde nos encontramos es en la paralización del proceso de funcionarización de 300 trabajadores municipales, sin olvidar las advertencias sindicales realizadas durante la última semana con respecto a la legalidad del propio proceso.

¿De verdad hay tanta necesidad de negar ciertas evidencias que, en todo caso, son consecuencia directa de un pasado del que costará desprenderse durante mucho más de tres años? ¿De verdad hay necesidad de reinventar la trama del traje nuevo del emperador para disfrazar los errores o las desviaciones presupuestarias ante la transparente consumación de unos hechos? Aquí, como en el cuento, no ha hecho falta que salga un niño advirtiendo: “pero si va desnudo”.

Los datos son elocuentes, las advertencias, premonitorias; al menos en este segundo caso parecen haberlas tenido más en cuenta que hasta ahora -a ver si por fin ahorramos algo en costas judiciales, que ésas también las pagan los jerezanos con sus impuestos-.

La realidad es la que es, y la misma firmeza hay que sostener cuando se denuncian los desfases presupuestarios registrados en las obras del plan E, las supuestas contrataciones irregulares del contenedor de empresas del PTA, la equiparación del Ayuntamiento durante años con las oficinas del INEM o la alegre disposición de los fondos públicos para contratar toda una tropa de asesores, que cuando la situación económica del Consistorio, con su serie de catastróficas desdichas, nos devuelve la crudeza de unos números o la letra pequeña de un contrato.

No lo llamen “errores”, llámenlo “experiencia” si lo prefieren, pero a cuento de qué mostrarnos las sedas transparentes y el hilo invisible que cubre un balance económico con toda la desnudez de sus cifras subrayadas en rojo. A qué dar pie frente a lo, de momento, inevitable. Actualizar un libro de instrucciones no es malo, sino necesario. Ver el lado bueno de las cosas, tampoco lo es, pero siempre resulta más artificial, y de “buenismo” de laboratorio ya andamos sobrados desde San Telmo -otros a los que un día de estos espetará un niño: “¡Pero si van desnudos!”.

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