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Sevilla

Adolfo Suárez, la UCD y Andalucía

Ha muerto Adolfo Suárez y casi todos le han reconocido su valía como primer presidente de la democracia española después del franquismo

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  • Portada ABC -

En mayo de 1980 nombro Adolfo Suarez su cuarto gobierno, después de la crisis provocada por la dimisión de Manuel Clavero Arévalo, entonces ministro de Cultura, el día 16 de enero. El fundador del PSLA rechazó el acuerdo de UCD de pedir la abstención o el voto en blanco en el referéndum andaluz por la vía del artículo 151 de la Constitución. Después de celebrada la citada consulta, que fue un rotundo fracaso para el Gobierno y la UCD, Manuel Clavero también abandonó el partido en abril y solicitó el ingreso en el Grupo Mixto del Congreso de los Diputados.  

El episodio protagonizado por Clavero, en defensa de los intereses andaluces, así como la respuesta del pueblo andaluz, es uno de los hitos más trascendentes de la democracia española; un comportamiento digno y respetuoso con la sociedad y consigo mismo, que el tribunal del tiempo no tardaría en refrendar en su favor en las dobles elecciones de 1982.

Ciertamente, como luego escribió Manuel Clavero Arévalo, “no abandonaba un partido, ni un grupo parlamentario, ni un ministerio a poco tiempo de unas nuevas elecciones, sino a quien acababa de ganarlas por segunda vez y se sentía con el poder y la arrogancia de pedir la abstención a los andaluces en un referéndum y se negaba a aceptar políticamente el resultado del mismo”. 

Julián Lago, en la revista “Interviú”, profetizó: “Lo de Clavero puede ser el fin de UCD”. De ello se encargarían, además de Adolfo Suárez y varios de sus ministros y colaboradores, Leopoldo Calvo Sotelo en 1982, convocando las elecciones autonómicas andaluzas y generales por separado, pese a los informes que recibió para que hiciera coincidir ambos comicios.      

Quizás lo más penoso de este episodio sean la soledad con que actuó Manuel Clavero Arévalo, traicionado por gran parte de los suyos en Andalucía, y la pérdida de crédito de UCD también en Andalucía, que sería su tumba política y la pérdida de una esperanza de centro político expresada por la sociedad española en el inmediato postfranquismo.

Cuando se celebró el referéndum, el 28 de febrero de 1980, votó afirmativamente el 54,07 por ciento de los ciudadanos. Un porcentaje que alcanzó el 64,89 en la provincia de Sevilla, récord regional. En la capital el resultado fue histórico, pues los votos a favor del artículo 151 y contrarios al Gobierno, representaron el 89,35 por ciento del censo electoral. Un año después, el 28 de octubre de 1981, cuando se celebró el referéndum del Estatuto de Andalucía, los sevillanos volvieron a batir la marca de votos afirmativos sumando el 90,90 por ciento.

Con independencia de los valores que se le reconocen a Adolfo Suárez, la verdad sobre Andalucía fue la que acabamos de recordar.

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