La Asociación Española de Disfonía Espasmódica (AESDE) celebrará este año su séptima Muestra de Arte para Mayores. Será en El Puerto entre el 22 y el 29 de abril próximos. La muestra será inaugurada el día 22 a partir de las 19.00 horas en los salones del Hotel Santa María y estará abierta al público para su visita en horarios de 10.00 a 14.00 horas por la mañana y de 17.00 a20.00 por la tarde.
La fecha de clausura y entrega de premios será el día 29 a las 16.30 horas en los salones del citado hotel, donde se celebrará una merienda y se hará entrega de un obsequio a cada uno de los 60 participantes seleccionados, gracias a las empresas colaboradoras.
Tanto la visita a la exposición como la asistencia a los actos de inauguración y clausura serán de entrada libre hasta completar el aforo. Con la misma ilusión que ponen nuestros mayores en esta muestra, nuestra asociación trabaja durante meses para que cada edición supere a la anterior.
La intención al organizarla es, a la vez que ofrecer una actividad a los mayores, hacer toda la publicidad posible sobre nuestra enfermedad, la disfonía espasmódica, para ayudar a quienes la padecen sin saberlo y a aquellos a quienes se les ha diagnosticado y necesitan la colaboración y el apoyo de expertos y otros enfermos que llevan más tiempo en tratamiento.
Esta enfermedad provoca una pérdida progresiva de la voz debido a una contracción involuntaria del músculo de las cuerdas vocales que hace que se hable de forma entrecortada, como si a la persona que la padece le dieran golpes en la laringe mientras habla.
En España habrá unos 5.000 enfermos de disfonía espasmódica en su gran mayoría sin diagnosticar. El profesor de Arte Juan Carlos Busutíl viene colaborando desde hace años en la organización de la muestra.
Suyas son estas palabras con las que resume el sentido de esta actividad: “Vejez, senectud, senilidad, ancianidad son palabras que suelen evitarse en la conversación común, como si sonaran mal o encerraran algún asunto truculento, incómodo, amenazador.
Es frecuente que se asocien con la incapacidad o la enfermedad, con lo anacrónico, lo residual, lo que no cuenta. La realidad, sin embargo, es otra. Los viejos aman y sueñan y arriman el hombro cuando hace falta y se interesan por el mundo en que vivimos y procuran estar al día, como todo el mundo, y pintando nos ofrecen sus visiones antiguas y presentes, sus recuerdos y sus ilusiones futuras, la belleza de lo que es original y verdadero, de la ingenuidad que han sido capaces de conservar a pesar de los años”.
