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Condenan a 33 años y medio de prisión al acusado de matar a un guardia civil de Salou

El juez ha condenado a 33 años y medio de prisión a Santos Silverio García Méndez, el principal acusado de matar en marzo de 2007 al agente de la Guardia Civil Juan Manuel Muñoz Rodríguez, de 36 años, cuando intentaba abortar el secuestro de una pareja de joyeros en Salou.

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El juez ha condenado a 33 años y medio de prisión a Santos Silverio García Méndez, el principal acusado de matar en marzo de 2007 al agente de la Guardia Civil Juan Manuel Muñoz Rodríguez, de 36 años, cuando intentaba abortar el secuestro de una pareja de joyeros en Salou. 

La sentencia también condena a los otros dos imputados, el matrimonio formado por Jean Carlo Uribe Peguero y Victoria Carolina Tejado Perdomo, a una pena de cinco años y medio y de dos años y nueve meses de cárcel, respectivamente. 

El juez considera a los acusados culpables de los delitos de intimidación y uso de instrumento peligroso en grado de tentativa, concurriendo en todos ellos la circunstancia agravante de disfraz. En el caso de los dos varones también los condena por dos delitos de detención ilegal. 

Además, considera a Santos Silverio García Méndez culpable de un delito de homicidio consumado, de dos delitos de homicidio en grado de tentativa y de otro de tenencia ilícita de armas.

La pena para el principal acusado por la muerte del agente de la Benemérita es inferior a la que solicitaban la fiscalía y la acusación particular, de 50 años y medio y 53 años de prisión, respectivamente, pero muy superior al año y nueve meses que reclamaba la defensa.

En concepto de responsabilidad civil, la sentencia obliga a Santos Silverio a indemnizar a la mujer y a las dos hijas de la víctima, que en el momento de los hechos tenían seis y tres años de edad, con un total de 240.000 euros.

Los hechos se produjeron hacia las 19:00 horas del 1 de marzo de 2007, cuando Santos Silverio y Jean Carlo entraron en el aparcamiento Fideas de la Vía Augusta de Salou y esperaron allí a los propietarios de la joyería Carrilet, que iban a recoger su coche al cierre del establecimiento, con la voluntad de robar la recaudación del día.

La también acusada Victoria Carolina permaneció mientras tanto en las inmediaciones de la joyería para avisar a los otros dos acusados por teléfono cuando los joyeros se dirigieran hacia el aparcamiento.

Una vez Francisco C.V. y su esposa, Josefa C.V., penetraron en el pasillo subterráneo que conectaba con el garaje, los acusados, que llevaban guantes y pasamontañas, les obligaron a entrar en un cuarto de la limpieza del que previamente habían forzado la cerradura.

Mientras Jean Carlo amenazaba con el cuchillo a la mujer, Santos Silverio apuntaba con la pistola a la cabeza de su marido, a quien hizo arrodillarse y le ató las manos, mientras le reclamaba el dinero de la recaudación de la joyería.

En un descuido, el hombre, que fingió un ataque al corazón, logró zafarse de los secuestradores y pedir ayuda a dos agentes de la Guardia Civil que había en un bar próximo, quienes pidieron refuerzos -entre ellos se encontraba la víctima- y se dirigieron al ático del edificio Fideas, donde se habían refugiado los atracadores.

Al llegar a la azotea, se produjo un forcejeo y Santos Silverio arrebató la pistola a un compañero de la víctima, abriendo fuego contra ambos y causando la muerte de Muñoz al instante.

La sentencia recoge que la víctima no iba armada porque ese día había estado desarrollando labores administrativas.

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