Con satisfacción leo que Sevilla es candidata al VIII Congreso Mundial de Cardiología Pediátrica y Cirugía Cardíaca, que se celebrará en el año 2021. Un evento que puede llegar a congregar en la ciudad a casi 3.500 congresistas, aunque ignoro si en este número estarán incluidos los acompañantes, algo que suma tanta o más importancia que los propios facultativos, ya que durante los días que dure el evento se dedican, en la mayoría de los casos y atendiendo a la lógica, a visitar la ciudad y a generar ingresos en la misma, llámese en comercios, bares y restaurantes, transporte público o accesos a los monumentos.
Me alegra también saber que nuestra ciudad pugna con sólo dos sedes: Washington y Vancouver. Rivales difíciles, para qué engañarnos, pero que nos prestigian. Ciudades con un extenso currículum congresual y que funcionan en estos asuntos como un reloj. Me consta.
Caso de que fuéramos elegidos, quedan algo más de seis años para preparar este evento. Quizás a usted, que está ahora mismo leyéndome, no le afecte para nada, pero sepa que son muy numerosos los segmentos profesionales de la ciudad a los que un congreso de este tipo le reporta importantes beneficios. No sólo el Palacio de Congresos, la planta hotelera y hostelera: un congreso de estas características “reparte” ingresos también entre los comercios, taxistas, personal auxiliar (azafatas, técnicos de sonido, guías turísticos, etc.), empresas de transporte, caterings, espectáculos, etc. Cuando a Sevilla venían congresos de este tipo más asiduamente -en tiempos de la peseta- se estimaba el gasto de un congresista al día en unas cuarenta mil de las antiguas monedas. Estimo por pura lógica que ese datos es bastante mayor a día de hoy.
Este congreso mundial puede ser un importante incentivo para la ciudad y no solo para estos segmentos profesionales, sino como promoción misma de Sevilla entre las sociedades médicas, responsables de la organización de estos eventos, así como por la publicidad indirecta que genera. Quisiera que todo no quedase en hacerse la foto de rigor el día de la inauguración. Es necesario llevar a la opinión pública la celebración de este congreso, donde con toda probabilidad se presentará algún avance científico. Este es también un objetivo que deben marcarse los responsables turísticos de la ciudad, al mismo nivel que la seguridad en el entorno turístico, las guerras de los taxistas en San Pablo o la limpieza de las calles. Sevilla ganaría mucho si de verdad y por fin la convirtiéramos en una verdadera Ciudad de Congresos.