Los soldados ceilaneses lograron ayer penetrar y dividir en dos la estrecha franja de tierra costera, de apenas 20 kilómetros cuadrados, en la que resistían los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE) junto a al menos 100.000 civiles.
El Ejército logró abrir una brecha en la línea de defensa del LTTE a la altura de Puthumathalan y ayer estableció sus nuevas posiciones a través del territorio –una especie de islote conectado con la isla principal por una serie de puentes– y hasta la costa, según un comunicado oficial.
A lo largo del día, se mantuvo el flujo de civiles tamiles huyendo de los combates en la que parece ser la ofensiva definitiva contra el LTTE tras el ultimatum de 24 horas lanzado ayer a su líder, Vellupillai Prabhakaran, para que se rindiera.
El Ministerio de Defensa ha actualizando la cifra de civiles tamiles “rescatados” desde el lunes del reducto guerrillero, que el propio Gobierno había declarado zona segura comprometiéndose a no atacarlo, hasta establecerla en 62.609 personas.
En un comunicado, el LTTE denunció ayer que los últimos combates se han cobrado la vida de al menos 1.000 civiles y han causado heridas a 2.300.
La guerrilla acusó al Ejército de emplear bombas de racimo y armamento químico en su ataque contra la llamada zona segura.
Por su parte, el Ejército dijo ayer que en los combates abatió a 13 rebeldes con daños menores entre sus filas. El lunes había denunciado que los tamiles atentaron contra los civiles que huían y mataron a 17 de ellos, además de causar 200 heridos.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), la única agencia humanitaria con acceso a la zona tamil, alertó ayer en un comunicado de que la ofensiva en marcha “puede conducir a un aumento drástico en el número de bajas civiles”.
Tras calificar de “catastrófica” la situación, el CICR denunció que los combates en marcha han supuesto la muerte y heridas de “cientos de civiles que tienen un acceso mínimo a la atención médica”.
“Lo que estamos presenciando son combates intensos en un área muy pequeña abarrotada de gente que había huido hacia ella”, describió el CICR, para recordar a los dos bandos sus obligaciones bajo las leyes humanitarias internacionales.
“Nos enfrentamos a una crisis humanitaria de dimensiones bíblicas”, alertó a Efe un trabajador humanitario en Sri Lanka, contactado telefónicamente.
El cooperante dijo que la zona segura ha estado sometida a constantes bombardeos en las últimas semanas pero que es “imposible verificar la cifra de muertos en esas operaciones”, y añadió que fue sitiada hace una semana por cuatro divisiones militares.