El Barrio Bajo vivió el pasado viernes uno de sus días más emocionantes del año, por cuanto la alegría y el interés general que suscita la salida de los Reyes Magos desde la iglesia de San Agustín. Si bien no se puede considerar una cabalgata en sí, el acto se concibe como una recogida de cartas multitudinaria de Sus Majestades a los niños no sólo del barrio sino de todo Arcos y sus barriadas rurales.
Así, en torno a las seis de la tarde los alrededores de la iglesia presentaron un ambiente más animado de lo habitual con la llegada de decenas de vecinos que acompañarían el corto pero agradecido recorrido de los Reyes, algunos como pajes, responsables de los animales o para reponer los abundantes caramelos que fueron lanzados a lo largo del trayecto que une San Agustín con la plaza de La Caridad.
En la iglesia se vivieron momentos íntimos, ya que algunos aprovecharon para acercarse al Nazareno de San Agustín con el propósito de agradecerle algo o pedirle alguna bondad para sí mismo o la familia. Los Reyes fueron maquillados allí en un ambiente festivo y sobre todo participativo, con los músicos de la agrupación de El Loli, un viejo componente de la extinta banda de cornetas y tambores de Cristo Rey que junto a un grupo de amigos montó una especie de charanga popular con la que animar el carnaval y otros actos populares, y que en esta ocasión se convirtió en un auténtico combo dispuesto a poner música y alegría al cortejo real. Al inicio del encuentro se sumó el delegado municipal de Fiestas, Leopoldo Pérez, visiblemente emocionado con tanta colaboración en un barrio con el que se siente especialmente identificado, ya no por su condición de delegado del barrio, sino por haber sido vecino y profesor del colegio Alfonso X durante muchos años y actualmente profesor en el IES Guadalpeña. No menos emocionado se mostró el presidente de los vecinos, Fernando Pastor, consciente, tal vez, del lado sensible y solidario del día.
Antes, el cortejo de los Reyes a caballo pasó por las empinadas calles de El Cómpeta, Arco Matrera, Pérez Galdós... hasta llegar a la barriada Juan Carlos I y terminar en la Caridad, donde la fiesta tomó un cariz navideño. Hasta cinco grandes peroles no pararon de freír buñuelos para cientos de personas, gracias en este sentido a la inconmensurable aportación de la Asociación de Vecinos de María Auxiliadora, responsable de la organización del acto. El público fue agasajado con villancicos que sonaron por megafonía, una copa de anís y un chocolate especialmente agradecido en una fría noche.
Mientras tanto, una vez alcanzaron la plaza de La Caridad, los Reyes realizaron su tradicional visita al Asilo de La Caridad, donde dejaron presentes a las monjas y a los ancianos, gracias al trabajo que previamente han realizado la asociación vecinal y los propios Reyes. A esta parte del itinerario se sumaron varios delegados municipales, entre ellos Catalina Pérez, Juana María Morales, María Elena Miras, Francisco Muñoz y Domingo González.
La noche se cerró con una breve visita a la capilla del Asilo y posteriormente con el montaje de los tronos reales a las puertas de La Caridad, donde los Reyes comenzaron a recibir una auténtica avalancha de niños portadores de cartas. Los Reyes de este año han estado encarnados por los vecinos Juan Manuel Mateo Roldán, José María Mancheño Ruiz y María Padilla del Pino. Melchor, Gaspar y Baltasar suelen ser vecinos del barrio como condición impuesta por la asociación, aunque un año hasta el famoso Jesulín de Ubrique hizo de rey, lo cual estuvo justificado con el hecho de que vive en el próximo campo de golf, adscrito al barrio de María Auxiliadora.
En suma, una noche grande en el Barrio Bajo arcense y que no deja indiferente a ninguno de sus vecinos. El gran ambiente alrededor de la plaza y en los establecimientos próximos así lo atestiguó.