“Mi vocación y mi ilusión siguen intactas porque la música es el sitio que he encontrado para ser feliz”, dice, en una entrevista con Efe, esta artista que repasa ahora sus éxitos en Martirio. 25 años, un disco grabado en directo en octubre del año pasado en la sala Luz de Gas de Barcelona.
Acompañada por su hijo y productor, el guitarrista Raúl Rodríguez, y por el pianista Jesús Lavilla, Martirio canta en este álbum desde El productor, la primera copla que escribió con Kiko Veneno, hasta sus relecturas de clásicos como Volver o éxitos como Estoy mala o Las mil calorías, todas ellas en un formato “muy desnudo, sin adornos”.
Un trabajo con el que ahora emprenderá, el próximo 10 de mayo, en el Teatro Circo Price de Madrid una gira y que le ha servido para “volver a pasar por el corazón” toda su carrera y seguir el rastro de “la huella de cariño y enriquecimiento” que ha supuesto para ella su trayectoria.
Maribel Quiñones nació el 21 de marzo de 1954 en Huelva y Martirio el 8 de marzo de 1984 cuando, después de haber formado parte del grupo Jarcha, la cantante actuaba haciendo coros para Kiko Veneno en la plaza de San Andrés de Sevilla, en un concierto en el que se puso una peineta y unas gafas de sol y cantó sus dos primeras coplas, pasadas por el jazz.
“Recuerdo una electricidad enorme, casi una posesión. De pronto se despejó el camino y encontré mi voz”, cuenta ayer la cantante.
Las gafas y las peinetas se han convertido en su marca. “Las gafas de sol empezaron como un signo de underground, para enlazar la tradición y la vanguardia, y después se convirtieron en mi teatral privacidad. La peineta es un elemento que corona y conecta”, explica la artista, que tiene una colección de más de 250 diseñadas en su mayoría por Andrés Martínez, fallecido el año pasado.
Con estos dos elementos ha puesto en escena su particular relectura de la música popular, de la copla a las sevillanas o los boleros, añadiéndoles ingredientes de otros géneros, del rock al jazz e incluso el rap, de la mano de un personaje que ha creado “para ser yo misma”. “Somos la misma, Martirio es más valiente, más coqueta y más teatral y desnuda a Maribel, que es la que piensa, la que está encima de todo”, reflexiona.