Haciendo un sondeo por varias pastelerías de la capital llama la atención cómo en función de la edad de los consumidores se sienten más atraídos por un tipo de dulce u otro . En la pastelería La Marina, ubicada en plena Plaza de San Juan de Dios, los clientes siguen siendo fieles a las tostadas en su gran mayoría, pero los que se decantan por el dulce tienen sus predilecciones según los años. Sultanas y pasteles de hoja para los más mayores; cañas y palmeras para los adolescentes; donuts, merengues y palmeras para niños, mientras que los adultos de edades comprendidas entre los 30 y los 6o años optan por un abanico más abierto de pasteles.
En la cafetería Atlántida, en la calle Pelota, los mayores prefieren los dulces clásicos de hojaldre, mientras que los adultos de entre 30 y 60 años prefieren probar las suculentas tartas que allí se sirven. “En ese tramo de edad, los clientes optan por lo desconocido, son más abiertos en ese sentido, les gusta variar y que le sorprendan”, explica uno de sus dependientes. En ese mismo establecimiento, los adolescentes se decantan por las napolitanas y los croissant y los niños por las palmeras y donuts.
El dulce es más típico a la hora de la merienda, ya que los clientes de las mañanas siguen siendo fieles a las tostadas. Eso sí, una vez que pasa la Semana Santa los gaditanos se acuerdan de que el buen tiempo está a la vuelta de la esquina y empiezan con la operación bikini.
En esta cafetería notaron que desde abril hasta finales del mes de junio los clientes recalcaron que el pan debía ser integral para las tostadas, la leche desnatada y, por supuesto, el café acompañado de sacarina, que hay que cuidar los cuerpos para estar de dulce para la playa.
Y de ahí a Casa Hidalgo, el clásico de las pastelerías, ubicado en la Plaza de la Catedral. Aquí no han notado la operación bikini, “y es que recibimos mucho público todos los días, y desde mayo a muchos cruceristas”, advertía su dependienta.
En este local se sigue la norma de las otras dos pastelerías, es decir, los niños se deciden por los donuts, palmeras y mediasnoches; los adolescentes por las bombas rellenas de chocolate y berlinas; los jóvenes de entre 30 y 40 años por las bombas, susos, piononos y fernandines de manzana. Los ancianos le pegan a los dulces de hojaldre, tortas de sidra, bollo de leche, mediasnoches y ensaimadas, mientras que el tramo comprendido entre los 40 y 60 prefieren las tartas. Los extranjeros arrasan con las napolitanas y los bollos grandes y vistosos. Y como no, las empanadas, que aunque no son dulce, siguen siendo el producto rey de este comercio.