La Agencia Espacial Estadounidense (NASA) dio ayer por concluida la misión de Phoenix en Marte, a donde fue enviada a finales de mayo para determinar la existencia de material orgánico, ante la imposibilidad de establecer comunicación con la sonda.
Los ingenieros de la misión no han recibido señales de Phoenix desde el pasado día 2, informó ayer el director del proyecto, Barry Goldstein, quien anunció que “estamos suspendiendo las operaciones, declarando en este momento el fin de las mismas”.
No obstante, la NASA continuará usando orbitadores para intentar recibir señales de Phoenix, si bien las posibilidades de que la sonda vuelva a funcionar son mínimas.
La misión de Phoenix iba a durar tres meses, pero la sonda ha operado finalmente durante más de cinco.
El fin de la misión no supone un revés para la Agencia Espacial Estadounidense, dado que la agencia espacial ya había anticipado que el cambio de estación en Marte, del verano al otoño y con menos horas de luz, iba a provocar esta situación, sólo que ha ocurrido tres semanas antes de lo esperado por las tormentas de polvo en el Planeta Rojo.
La misión Phoenix funcionaba mediante energía proporcionada por sus paneles solares, que ya no se podían recargar suficientemente.
