Mariano va a peor

En esta semana de mayo a la que decimos adiós, muchos ciudadanos y ciudadanas, estábamos pendientes del debate y la discusión de nuestros representantes en el Congreso de los Diputados sobre el estado de la nación, con una especial atención, sobre la profunda crisis económica que padecemos a nivel mundial y sus particulares repercusiones en España.

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    Tal vez lo que más nos interesaba, no era que nos dijeran una y otra vez, lo mal que lo estamos pasando, lo sabemos de sobra y lo sufrimos en nuestras carnes, sino cuáles eran las soluciones que planteaba cada grupo para ayudarnos a salir de esta situación, y de forma muy particular, las del presidente Zapatero y las del líder de la oposición Mariano Rajoy.

    Zapatero puso encima de la mesa once nuevas medidas para estimular la reactivación económica, y proteger a quienes peor lo están pasando con esta crisis global sin precedentes, un programa de recuperación y renovación, haciendo un llamamiento a la concertación para sentar las bases de un nuevo modelo de crecimiento, aunque echamos de menos algunas específicas, para quienes actualmente no tienen cobertura de desempleo.

    Ante esta situación, cuál fue el discurso y la imagen que nos proyectó Mariano, perdedor de las dos últimas elecciones generales. Si tuviéramos que resumirla, a modo de tablas de la ley, lo haríamos en dos. El gallego es un líder en decadencia, y como consecuencia no tiene proyecto.

    Continúa instalado en la confrontación, utilizando el desempleo y los cuatro millones de parados como motivo de crispación, sin dejar ninguna puerta abierta al acuerdo, y tal como dice el portavoz socialista José Antonio Alonso, ha sustituido para alimentar este clima “El España se rompe” en relación al modelo territorial, por el “El España se hunde”, en lo que se refiere a la situación de paro que sufrimos.

    La oposición en cualquier país democrático, ha de criticar y fiscalizar al gobierno, y lo ha de hacer con dureza pero con rigor, y también ha de saber dialogar y acordar, colocando los intereses partidistas por detrás de los generales cuando la situación lo exige, y demostrar que se tiene responsabilidad y sentido de Estado.

    A lo largo y ancho de las dos horas que duró el cara a cara entre Zapatero y Rajoy, no logramos, por mucho que nos esforzamos; quizás es que no sepamos oír, de la misma manera que según el presidente del PP, los diputados de la bancada socialista no saben leer; saber cuáles eran los contenidos de las doce propuestas que incluye el desconocido Plan anticrisis de los populares.

    Eso sí, a lo largo de sus tres intervenciones en el hemiciclo, nos enseñó el mismo número de ocasiones un cuaderno con anillas que ponía Plan Anticrisis, pero no llegó a abrirlo y nos quedamos con las ganas de escucharle, una sola propuesta concreta sobre cualquiera de los aspectos que se trataron en esa confrontación dialéctica.

    Tal vez porque no tenía tiempo, o quizás lo que no tenía eran ideas o no se atreviera no fuera a contradecir lo dicho, días atrás, por el ex presidente José María Aznar en la presentación de su último libro España puede salir de la crisis, en la que además de culpar de todos los males al “socialismo económico” y al “menos España” de Zapatero, decía que nuestro país necesita líderes capaces, haciéndose acompañar de Mayor Oreja, y sin citar para nada a Mariano Rajoy.

    Esta vez tampoco pudo ser, y es que aún siendo la mejor de las ocasiones, a Mariano no le escuchamos, perdió una nueva oportunidad, y miren ustedes que el presidente le preguntó y le insistió hasta la saciedad, sobre cuál era y en qué consistía su reforma laboral.

    Tampoco fuimos capaces de arrancarle una palabra sobre la mejora de la competitividad, ni las reformas educativa, de la justicia, de las administraciones públicas, sobre el modelo energético o la modernización del Sistema de Bienestar, y eso que usted es licenciado en Derecho y registrador de la Propiedad, y leer debe hacerlo bien, pero explicarse clarito sobre lo que hay que hacer para salir de la crisis, de eso nada de nada.