Enésimo capítulo en la enquistada historia de Dani Ceballos y su continuidad en el Betis. Pasan los días, las semanas, los meses y el utrerano no termina por estampar su firma sobre un importante contrato que le pone el club verdiblanco sobre la mesa de negociaciones para que éste vista por muchos años la casaca de las trece barras.
Y al final, como siempre, las palabras terminan por llevárselas el viento. Si bien, el canterano se pronunciara al respecto tras el partido ante el Real Madrid en el Bernabéu diciendo que se quedaría en el Betis por varios años, lo cierto es que no termina por refrendarse tal hecho. Y no será por falta insistencia. Desde la planta noble del club heliopolitano conversan semanalmente con el grupo de representación del futbolista, Bahía, para insistir en el deseo que todo termine llegando a buen puerto. Pero el erre que erre ya no funciona.
La historia esconde una serie de aristas que a muchos aún se les escapa y el fin, como casi todo en esto del mundo fútbol, es por dinero. Más allá del deseo o no de Ceballos y su presunta continuidad, su agencia de representación es consciente de que la renovación del utrerano le frenaría al futbolista de cara a dar el salto a un grande y, sobre todo, les frenaría a ellos en su objetivo de sacarle rendimiento económico a su representado. O lo que es lo mismo, las primas que éstos percibirían si apareciera en el horizonte un Madrid, Atlético u otro que se les parezca no tendría nada que ver con las que recibirían por el propio Betis, pero nada de nada. Y es que así funciona esto de las agencias y grupos de representaciones. Del único color que entienden es según cual sea el valor del billete. Pero es una empresa y como tal es loable que funcionen así.
Así, con dicha mentalidad crudamente empresarial, se han plantado en el 1 de octubre de 2015, dejando atrás entre otras cuestiones el pacto acordado entre el club y el futbolista para que este caso quedase resuelto antes del 30 de septiembre. Desde hoy todo parece mucho más difícil.
Hay evidencias entre algunos directivos de la entidad que refrendan su pensamiento sobre la intención del jugador de marcharse gratis el próximo verano al Real Madrid, el club que posiblemente más ha venido pujando por él. Esa carta que guarda con sigilo el mediocentro favorecería a dos de las tres partes implicadas. En primer lugar a él, que cumpliría el sueño de todo futbolista jugando en uno de los equipo más poderosos del panorama del balompié. Y también a Bahía, que como apuntábamos se haría con una importante cantidad de dinero, con lo que conllevaría la fortaleza aún más si cabe entre jugador y agencia de representación. Obviamente, el Betis sería el derrotado en esta particular partida de ajedrez, que terminaría en un jaque mate y sin opción alguna a la revancha.
Sumado al interés financiero y empresarial también hay que añadirle la disconformidad por parte de Bahía en la subida considerable de la cláusula de rescisión de Ceballos, siempre y cuando éste renovara. Los verdiblancos pretenden que el de Utrera cueste en el mercado unos 20 millones de euros, mientras que la parte del futbolista en ningún caso aceptaría que esta se elevase por encima de los 12 millones, ya que el fin es que más pronto que tarde un club importante apareciese por las oficinas para llevarse a la perla de la cantera.
Mel le insiste a Bahía
No es menos interesante el papel de Pepe Mel. Hay que recordar que también está representado por el grupo Bahía y su importancia dentro del club conlleva que deba actuar como una especie de intermediario. Juan Carlos Ollero ya ha conversado alguna vez con él para que éste se implique de algún modo en el asunto y así ha procedido, pero lo que no puede lograr Mel es convencer a una empresa de que económicamente termina siendo desfavorable.