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El Estado Islámico ejecuta a cuatro acusados de espionaje y brujería en Libia

Actuó en su bastión de Derna, en el este del país, y otras dos en la ciudad de Sirte, en la costa centro de Libia

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La rama libia del grupo yihadista "Estado Islámico" ejecutó en los últimos días a cuatro personas, dos en su bastión de Derna, en el este del país, y otras dos en la ciudad de Sirte, en la costa centro de Libia, a las que acusó de espionaje y brujería.

Los dos primeros ajusticiamientos tuvieron lugar en el distrito de Fataieh en una fecha que sin precisar y fueron difundidos en sendos vídeos colgados en páginas web afines a la rama libia del autoproclamado califato.

En el primero, un hombre identificado como Rushdi Agila Omran al Masuri, de 43 años y vestido con un mono naranja, confiesa haber realizado labores de espionaje en favor de las milicias islamistas que asedian Derna.

En el segundo, otro hombre identificado como Mohamed Tayib Ali al Amri, de 23 años y con el mismo mono -similar al de los presos de Guantánamo-, es fusilado tras confesar que había ocultado un cargamento de armas.

En otro vídeo divulgado hoy por los mismos medios, la rama libia del EI anunció la ejecución en Sirte del jeque Muftah Buseta al Warfali, un conocido clérigo salafista arrestado hace dos meses y acusado de espiar en favor de las tropas afines al Gobierno libio de Tobruk, reconocido por la comunidad internacional.

Asimismo, el EI informó de la crucifixión también en Sirte de un imán sufí de 84 años, identificado Said al Madani, al que un tribunal yihadista de la ciudad en la que nació el derrocado dictador Muamar al Gadafi condenó por brujería.

Libia es un Estado fallido, víctima de la guerra civil y el caos, desde que en 2011 la comunidad internacional apoyara militarmente el alzamiento rebelde contra la dictadura de Al Gadafi.

Desde las últimas elecciones, el poder está dividido entre Tobruk y Trípoli, gobiernos a los que apoyan distintos grupos islamistas, señores de la guerra, líderes tribales y contrabandistas de armas, petróleo, personas y drogas.

Del enfrentamiento se aprovechan grupos yihadistas vinculados a la organización de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y el autoproclamado Estado Islámico, que han ganado terreno y extendido su influencia al resto del norte de África.

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