Podemos y sus confluencias catalana y gallega -En Comú Podem y En Marea- rechazarán con un 'no' rotundo la investidura del candidato socialista, Pedro Sánchez, en el debate que dará comienzo este martes, con el objetivo de distanciarse de Ciudadanos y elevar la presión sobre el PSOE para que vuelva a negociar con los "partidos del cambio" en el segundo tiempo que se abrirá tras el "fracaso" de su candidato de intentar formar gobierno.
El grupo confederal Podemos-En Comú Podem-En Marea quiere de esta forma utilizar el intento "fallido" de Sánchez por su falta de apoyos como argumento para hacerle "mirar a la izquierda" y desvincularse de Ciudadanos, un partido que, según denuncian, no garantiza más que la "continuidad de las políticas del PP", que son "incompatibles" con el "cambio" que defienden.
El partido de Pablo Iglesias se mantiene firme en su convicción de que sólo hay dos gobiernos posibles: el de "progreso" y de coalición que aspiran formar con PSOE, Izquierda y Compromís y el apoyo en la investidura de partidos catalanes y vascos; o el de la "gran coalición" que se formaría entre PSOE, Ciudadanos y PP, y que serviría "para contentar al Ibex 35". La formación emergente espera que el inicio de la 'cuenta atrás' hacia la repetición de elecciones obligue al PSOE a decantarse por uno de ellos.
Según Podemos, el acuerdo de gobierno firmado entre PSOE y Ciudadanos, que provocó la ruptura de sus negociaciones con los socialistas, no es más que el primer paso para esa "gran coalición", ya que el propio presidente del partido 'naranja', Albert Rivera, ha manifestado su intención de sumar el apoyo del PP y su líder, el presidente en funciones, Mariano Rajoy.
Por todo ello, la formación morada considera que un acuerdo de gobierno "de cambio" no puede contar en ningún caso con la participación activa de Ciudadanos, al que ubica en "las derechas". Podemos sólo aceptaría el voto a favor o la abstención de los de Rivera a un "gobierno de progreso", que además deberá ser "de coalición", con una representación "proporcional" de PSOE, Podemos e Izquierda Unida -condición que para Podemos sigue siendo irrenunciable--.
"90 MÁS 40 NO SUMA"
Este gobierno "de progreso" es el único que, a su juicio, recabaría los apoyos suficientes para salir adelante, además de garantizar la "estabilidad", al contrario que un Ejecutivo monocolor sustentado por los 90 diputados de los socialistas, y apoyado por los 40 de Ciudadanos. "90 más 40 no es un acuerdo de investidura. 90 más 40 más el PP, sí. Lo ha dicho Ciudadanos de manera muy clara y eso tiene un nombre: Gobierno de coalición", sentenció el líder de la formación morada, Pablo Iglesias, en una rueda de prensa esta semana.
Aunque votar en contra del acuerdo entre PSOE y Ciudadanos supone coincidir con el PP, que también ha anunciado su 'no' en la investidura, Podemos rechaza que ello suponga formar una 'pinza' con los 'populares', tal y como los socialistas han esgrimido para afear a los de 'morado' su postura.
El partido emergente se mantiene al margen de estas acusaciones, y centra su estrategia estos días en alertar del "giro a la derecha" del PSOE, mientras espera a que, una vez pase la "investidura fallida" de Sánchez, el candidato socialista "rectifique" y vuelva a explorar un acuerdo en la mesa 'a cuatro' con Podemos y las confluencias, Compromís e Izquierda Unida-Unidad Popular, que deje fuera a Ciudadanos y sus "políticas continuistas con el PP".
Tras romper sus negociaciones con el PSOE a raíz de la firma del acuerdo de legislatura entre Sánchez y Rivera, Podemos manifestó que seguía con la "mano tendida" a llegar a un acuerdo en el segundo tiempo, que evitara una repetición de elecciones, un escenario que, según ha defendido, no desean, aunque las encuestas les son favorables.
A pesar de que los de Iglesias habían aseverado que no tenían intención de levantarse de la mesa, el documento firmado por PSOE y C's ha sido interpretado por Podemos como un obstáculo insalvable para seguir negociando con los socialistas, por lo menos hasta que pase la investidura.
DUDAS SOBRE LAS INTENCIONES DEL PSOE
De hecho, desde el partido morado se han llegado a cuestionar si las intenciones del PSOE al sumarse al espacio 'a cuatro' eran sinceras y realmente confiaban en poder llegar a un acuerdo para un gobierno progresista, o simplemente pretendían dejar en evidencia al primero que se levantara de la mesa cuando presentaran su acuerdo con Ciudadanos, en el que desarrollan de forma detallada un programa de gobierno en muchos puntos "incompatible" con lo que Podemos, IU y Compromís trataban de negociar, según han explicado a Europa Press fuentes de la formación morada.
Aun así, Podemos optó finalmente por levantarse de la mesa y fiarlo todo al segundo tiempo, una decisión que anunció un "defraudado" Íñigo Errejón -el número dos del partido y portavoz parlamentario_ en una rueda de prensa de urgencia rodeado por todo su equipo negociador, en un nuevo intento de marcar la agenda y tomar la iniciativa. Desde entonces, todos los cargos y representantes de Podemos están volcados en la campaña destinada a cargar sobre el PSOE la responsabilidad de frustrar el acuerdo "progresista".
"El PSOE ha elegido. En Podemos estudiamos y nos tomamos en serio las propuestas. Tras leer el acuerdo de PSOE y C's nos vimos obligados a levantarnos de una mesa de negociación que el PSOE había dinamitado", aseguraba el viernes la Secretaría Política que dirige Errejón, en un mensaje difundido a sus cargos, recogido por Europa Press.