Premio Goya, del Festival de San Sebastián, del CEC, candidata al Valle Inclán... Irene Escolar está "abrumada" por la cantidad de reconocimientos que le han "regalado" los últimos meses, incluido el Premio EFE Cultura, que recibirá el próximo martes. "Estoy contentísima, pero da miedo", reconoce.
La digna heredera del "oficio familiar" de la saga de los Alba, nieta de Irene Gutiérrez Caba, sobrina nieta de Julia y de Emilio, tiene solo 27 años pero lleva desde los 9 en escena profesionalmente, así que, admite en una entrevista con EFE, también es cierto que "experiencia y carrera tiene".
"Estoy muy ilusionada por ganar un premio como el de EFE, pero también un poco abrumada por lo que está pasando en estos últimos meses. No me esperaba que se fuera a reconocer mi trabajo así, porque me parece que no me merezco tanto. También me da un poco de miedo, porque pienso que se esperan muchas cosas de mí. Espero estar a la altura", desea.
Lo que tiene muy claro, dice, es que es muy joven y que "solo" ha hecho su trabajo: "Tenemos la suerte de una profesión en la que premian por lo que haces, algo que no le pasa, por ejemplo, a un cirujano", compara.
Tantas emociones, a las que hay que añadir que es o ha sido candidata a los Premios Forqué, a los Feroz, a los de la Unión de Actores, a los Max, Premio Solidario de Cáceres -que recoge este fin de semana-, que le han bajado las defensas y ha estado "muy malita", con un gran resfriado.
Eso no le ha impedido seguir con las funciones de "El público", por las que casi "se perdió" los premios Goya, y ahora la llevarán al Festival de Teatro Internacional de Budapest.
"De momento esto es lo que haré porque no puedo comprometerme a nada más hasta que termine la temporada, a no ser que sea cine, pero para la que viene ya tengo muchos proyectos de teatro", revela.
Uno de ellos es "Blackbird", la obra de David Harrower, de la que ha comprado los derechos y que ya montó Lluis Pasqual en Barcelona y que ahora hacen en Broadway Michelle Williams y Jeff Daniels.
Escolar (Madrid, 1988) adelanta que ella hará el papel de la chica joven "y un actor de 50", que no desvela, el del quien fue su amante quince años antes.
"Si no me ofrecen las cosas a las que voy aspirando, las voy creando yo. Cada vez conozco a más gente fuera de España -es una discípula aventajada de los talleres de Declan Donellan en la Bienal de Teatro de Venecia y estudia Filología Inglesa- y tengo necesidad de evolucionar, de transgredir y cuestionar", plantea.
Eso no quiere decir, precisa, que sus planteamientos estén ideologizados: "Los artistas tenemos la obligación de mejorar nuestra sociedad y ahí están grandes como Alex Rígola, Mario Gas o José Luis Gómez, que han cambiado el panorama cultural".
"A mí me gusta estar informada, pero no soy nada activa en las redes. Soy más de escuchar a quienes tienen voz que de opinar", remacha.
Dentro de diez años le gustaría haber creado su propia compañía de teatro, con la gente con la que tiene "afinidad", y dentro de 30, se ríe, dirigir un teatro.
"Vengo de una familia en la que el teatro ha sido su vida. He tenido la suerte de que mi padre -el productor José Luis Escolar- me haya aconsejado empezar por ahí, pero siempre me ha gustado mucho. Cuando era una niña, acompañaba a mi abuela, que solía tener los domingos función, y me quedaba entre cajas escuchándola", recuerda.
Con su abuela hacía la escena del balcón de "Romeo y Julieta", ella de Julieta, "claro", pero lo más cerca que ha estado de ese papel, fuera de las escaleras de su infancia, es ahora en la reinterpretación que García Lorca hizo de él para "El público".
"La Julieta de Lorca me parece una preciosidad. Es diferente, muy poética, muy dolorosa y muy bonita. La de Shakespeare ya llegará", se ríe de nuevo.
