Kim Dong-chul, un surcoreano nacionalizado estadounidense detenido en Corea del Norte desde el pasado octubre por cometer supuestamente actividades contra el régimen, ha confesado que intentó robar secretos militares y nucleares, informó la agencia nipona Kyodo.
Kim afirmó haber llevado a cabo dichas actividades "en colaboración con surcoreanos", en una comparecencia ante medios internacionales organizada en Pyongyang con la presencia de oficiales del régimen que lidera Kim Jong-un.
El propio acusado relató que fue detenido el 2 de octubre en Rason, una zona económica especial en el extremo noreste de Corea del Norte pegada a la frontera con China y Rusia, tras haber recibido de otra persona una memoria USB con los secretos nucleares y militares norcoreanos, informó la agencia japonesa Kyodo.
Su detención ya había sido desvelada el pasado enero por una cadena de televisión estadounidense que pudo hablar recientemente con él en Corea del Norte.
Kim lamentó ser un "criminal" y también confesó, que a petición de un funcionario del Gobierno surcoreano y a cambio de una recompensa, haber tomado fotografías de norcoreanos de modo que parecieran llevar una vida "miserable", según Kyodo.
La aparición pública del detenido se produce en plena intensificación de la tensión militar en la península de Corea tras las últimas pruebas nucleares y de misiles de Pyongyang, a lo que la comunidad internacional ha respondido con nuevas y más duras sanciones contra el país asiático.
A esto se suma que Seúl y Washington llevan a cabo hasta finales de abril en territorio surcoreano unas maniobras militares a gran escala para coordinar la defensa ante el país comunista, ejercicios que el régimen "juche" considera como un ensayo de invasión del país.
Asimismo, la confesión pública de Kim tiene lugar poco más de una semana después de que Corea del Norte anunciara la condena del otro estadounidense que permanece bajo detención en el país, Otto Frederick Warmbier.
Este joven estadounidense detenido desde hace dos meses en Corea del Norte fue condenado a 15 años de trabajos forzados por intentar sustraer un cartel de propaganda política del hotel en el que se hospedaba en Pyongyang.
Warmbier fue condenado por el Tribunal Supremo norcoreano después de que a finales de febrero reconociera públicamente su "delito" en una confesión que podría haber sido forzada por las autoridades norcoreanas.
Además de los casos de Warmbier y Kim, el pastor canadiense Hyeon Soo-Lim permanece encarcelado en Corea del Norte cumpliendo una condena de cadena perpetua por cometer actos hostiles contra el régimen.