Lo que ha empezado como una "aventura" y un sueño a realizar por parte de cuatro jubilados vascos, se puede convertir en una pesadilla. Hablamos de las cuatro personas que el pasado sábado partieron desde Llodio (Álava) en una carreta tirada por dos mulas para recorrer los casis mil kilómetros que separan esta localidad de El Rocío (Almonte), donde pretenden llegar coincidiendo con la romería de la Blanca Paloma.
Tras anunciar el inicio de esta "aventura", en paralelo se ha activado una campaña que pide la detención de estos cuatro jubilados al entender que se trata de un "acto claro de maltrato animal". La campaña, impulsada a través de la plataforma change.org, la ha puesto en marcha la organización 'Acción para el Respeto Animal' y ya ha cosechado más de 33.000 apoyos y la cifra no parada de subir.
La petición va dirigida al director de Agricultura de la Diputación foral de Álava, a la Junta de Andalucía, al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y al Seprona (Guardia Civil), y reza así: "Me dirijo a usted para mostrar mi absoluto rechazo a la propuesta, llevada a cabo por cuatro personas, para ir a la romería de El Rocío desde Llodio, Álava, en una carreta tirada por dos mulas. Esto es un acto claro de maltrato animal, por el tremendo esfuerzo al que serán sometidos estos dos animales. Entre el 2007 y 2014 han muerto más de 107 equinos en la Romería de El Rocío debido al sobreesfuerzo que deben realizar, y estas dos mulas cuando lleguen allí habrán recorrido más de 1.000 kilómetros. Este acto vulnera claramente las diferentes normativas de bienestar animal. En El Rocío mueren un alto número de animales cada año, debido a los cólicos por torsión, provocados por varios factores como son, un gran esfuerzo puntual o continuado, un cambio de alimentación y falta de agua. El Seprona andaluz explicó hace ya unos años que, en la mayoría de los casos, los caballos que hacen el recorrido tirando de carreta no están entrenados para este gran esfuerzo físico, en algunos casos se les tiene muchas horas sin beber, o se les cambian los piensos que comen habitualmente, provocando cólicos fatales. Es por ello que solicito que se ponga fin a este acto absurdo y cruel".
Además, en su petición aseguran que "una vez haya concluido la diversión de estas cuatros personas, tienen previsto vender la dos mulas a un mulero de Huelva", de modo que "estos animales han sido comprados para ser explotados y luego desechado", por lo que piden a la Guardia Civil que "detenga esta innecesaria explotación de los animales solo por el ocio de cuatro jubilados que no han tenido en cuenta el sufrimiento de los animales".
Mientras tanto, los cuatro jubilados, ajenos a la polémica, prosiguen con su peregrinar, y según indicaron a su partida a Europa Press, "llevamos comida para las mulas y para nosotros también, porque vamos a pasar por muchos sitios donde no hay infraestructuras", además de asegurar que van "con mucho tiempo" de antelación para hacer "las etapas tranquilas, con mucho descanso para los animales y para nosotros".
La polémica está servida.