La pérdida de un hijo en extrañas circunstancias y el problema de la identidad sobrevuelan la película Segunda piel, dirigida por Isaki Lacuesta (Premio Eloy de la Iglesia 2011) e Isa Campo, que se han metido en las carnes de una madre (Emma Suárez), que recupera a ese hijo desaparecido ocho años después de la tragedia y cuando ya todos le daban por muerto.
Séptimo día del Festival de Málaga Cine Español que ha encarado su recta final con este thriller con tintes dramáticos, en el que el regreso de este adolescente (Álex Monner) a su casa en el pequeño pueblo pirenáico de Sallent de Gállego, propicia que este conjunto de personajes se enfrente a las heridas del pasado como un ejercicio de memoria.
Doce años después de tener estas imágenes en mente, cuando dos noticias aparecidas en el año 2004 en los periódicos sobre personas que aparecían tras muchos años en el anonimato pusieron a Lacuesta y Campo sobre la pista de este nuevo proyecto cinematográfico, esta coproducción se estrenó ayer en la Sección Oficial del certamen malagueño.
Isaki Lacuesta ha explicado que el objetivo del rodaje, cuyas primeras imágenes grabadas fueron las secuencias de la infancia, fue estructurar un thriller “muy pautado, muy escrito, pero que también tuviera vida”. El realizador ha recalcado de 'La próxima piel' el trabajo “en capas”, lo que permite saber cuándo los personajes mienten o no. Respecto a la localización del filme en este recóndito pueblo del norte de España, Isa Campo apuntó que buscaban un “sitio muy bello y también hostil” para este joven que llega de un centro de menores.
Por su parte, Emma Suárez, que es la madre del desaparecido enla película, consideró que la “duda” y la “ambigüedad” son los “principales atractivos de esta historia; el no poder definir lo que está pasando. Cuando en una escena ves que has encontrado la verdad, en la próxima ves que no”, ha agregado la actriz.
CRÍTICA
las ambigüedades y los secretos ocultos en lo más profundo del alma se alían en este filme de Isaki Lacuesta e Isa Campo. El tema central de este largometraje es como poco inquietante y muy agradecido en la taquilla. La pérdida de un hijo pequeño en circunstancias misteriosas y su regreso a casa ocho años después son excepcionales ingredientes para cocinar un thriller que tiene en vilo al espectador hasta el último minuto. La penúltima escena desenredó todos los flecos de esta madeja narrativa que no dejaba tranquilo al público ni un instante.
El paisaje hostil que entraña un pequeño pueblo de los Pirineos fue el vehículo al que se subió una galería de personajes para poder trenzar temas tan recurrentes como la familia, la memoria, el pasado, la duda y la identidad.
Aquí, los codirectores sumergen el discurso en una atmósfera asfixiante de sombras y grisura para dar consistencia a este relato erizante. ‘La próxima piel’ tiene papeletas biznagueras.
