La coalición liderada por el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, se impuso en las elecciones generales celebradas el pasado 2 de julio, aunque aún se desconoce si formará gobierno en solitario o a través de alianzas.
"Hemos resuelto estás elecciones y lo hemos hecho de forma pacífica. Es algo que debemos celebrar", dijo Turnbull este domingo durante una rueda de prensa en Sídney.
A la espera de los resultados oficiales, la coalición alcanza 74 de los 150 escaños que conforma el Congreso, con la posibilidad de ganar otros dos asientos que le permitan formar gobierno en solitario, mientras ya ha asegurado el respaldo de dos diputados independientes para formar el próximo Ejecutivo.
Ocho días después de las votaciones, la Comisión Electoral Australiana aún continúa con el escrutinio de las papeletas, que debido al complejo sistema de repartición de escaños todavía deja asientos de la cámara sin asignar.
No obstante, los resultados preliminares del organismo oficial ya permiten vislumbrar como ganador al bando Liberal-Nacional.
En la oposición, con 66 escaños adjudicados a los que podría sumar otros tres, queda el Partido Laborista, liderado por Bill Shorten, quien a media jornada del domingo concedió su derrota y felicitó en por teléfono al actual mandatario de Australia.
"Está claro que Turnbull y su coalición formará gobierno. He hablado con Turnbull para felicitarle y desearle lo mejor", señaló Shorten en una rueda de prensa desde Melbourne.
Conforme a estos datos provisionales, los partidos minoritarios e independientes han alcanzado cinco congresistas, mientras aún quedan por adjudicar otros cinco entre laboristas y la coalición.
Antes de la toma de posesión, Turnbull, líder de los liberales, deberá sellar la renovación del acuerdo de coalición con el Partido Nacional, con el que se presentaron a los comicios.
El futuro Gobierno australiano, además, deberá esperar al retorno de Peter Cosgrove, representante de la jefa de Estado en Australia, la reina Isabel II, quien participará en las celebraciones del día de la toma de la Bastilla en Francia.
De cara al nuevo Gobierno, Turnbull deberá designar nuevos miembros para el Gabinete debido a que algunos de los componentes que ocupaban puestos secundarios perdieron sus escaños, entre ellos el ministro para las Ciudades, Jamie Briggs.
Turnbull confirmó hoy que los cambios no serán "a gran escala" y se mostró optimista frente al nuevo Parlamento, en donde se prevé un Senado hostil con la irrupción del xenófobo Partido One Nation (Una Nación) y un mayor poderío del grupo del independiente con ideas proteccionistas Nick Xenophon.
"Va a haber un nuevo Parlamento y creo que será muy emocionante y constructivo", apuntó Turnbull al hacer un llamamiento a "trabajar juntos y tan lejos como podamos ponernos de acuerdo (...) para cumplir con los grandes retos que afronta Australia".
El nuevo Gobierno de la coalición se comprometió en su campaña electoral a impulsar un plan para la creación de empleos y fomentar el crecimiento económico mediante incentivos tributarios a las empresas y con miras a reparar el déficit presupuestario para el año 2020-21.
También pregonaba una estabilidad política, que ha sido cuestionada después de perder alrededor de una quincena de escaños en estos comicios, lo que hará más difícil contrarrestar la crisis de liderazgo en la que está sumida Australia desde 2010.
Ese año la laborista Julia Gillard le arrebató el poder a su correligionario Kevin Rudd, que recuperó las riendas del Ejecutivo en 2013 en otro golpe interno y el mismo año que el liberal Tony Abbott ganara los comicios para ser depuesto por otra revuelta interna encabezada por Turnbull a finales del 2015.