El Puerto

David Galván abre la Puerta Grande de El Puerto

Tres orejas cortó el isleño en la Plaza Real de El Puerto, una oreja para El Cid y Curro Díaz dejo muy buenas sensaciones

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  • EL CID -

Sexto festejo de la temporada de verano 2016 en El Puerto. Con un cuarto de plaza y viento de levante se han lidiado cuatro toros de José Luis Pereda y dos (cuarto y sexto) de La Dehesilla, misma casa ganadera pero con distinto hierro, para Curro Díaz (Rosa y oro): vuelta al ruedo y saludos; “El Cid” (Grana y oro): saludos y oreja; y David Galván (Botella y oro): dos orejas y oreja. Se han desmonterado Raúl Núñez y Rafael Limón en el tercero. Tras la salida del tercer par del primer toro el banderillero Oscar Díaz fue alcanzado por éste pasando a la enfermería para ser atendido según el siguiente parte médico: “Posible lesión de ligamentos en rodilla derecha que está pendiente de estudio radiológico. Le impide continuar la lidia. Traslado al servicio clínico para su correspondiente estudio”. Fdo. Dr. Ramón Zara.

Este año Eolo (dios del viento según la mitología griega), se ha abonado a la temporada taurina portuense y en todos los festejos, salvo en la novillada del 30 de julio, ha ocupado su localidad en los tendidos de la remozada Plaza Real, haciendo que los toreros hayan tenido que lidiar tanto con el toro como con sus desagradables rachas de ira .Con este mal aficionado hoy en los tendidos la terna no ha podido sacar todo lo que un interesante encierro de la casa Pereda ha enviado a El Puerto.

Por fin Curro Díaz, torero muy del gusto del buen aficionado, se ha presentado en la Plaza Real y la verdad es que no ha defraudado. A su primer toro lo recibió con cadenciosos lances a la verónica rematados con torerísima media. El maestro de Linares consiguió una faena de mucho mérito ante un toro que nunca estuvo metido en la muleta y que echaba la cara arriba al final de los muletazos. Pasó al burel por ambos pitones en una faena corta pero intensa. Tras una estocada el público pidió mayoritariamente la oreja que la presidencia, quizás con el afán de poner el listón alto y ser el primero de la tarde, no concedió. Una merecida vuelta al ruedo fue premio menor para su labor.

Su segundo fue un animal incierto en el capote que no permitió el lucimiento del torero. El diestro estuvo porfión y muy por encima del astado en una faena de muleta basada en el pitón derecho ya que por el izquierdo el cornúpeta “cogía moscas”. El torero se mostró muy dispuesto y firme ante un toro que estaba loco por echárselo a los lomos. Lástima que el triunfo se diluyera tras un pinchazo hondo y estocada baja, quedando todo en una ovación con saludos y las ganas de volverle a ver en esta Plaza.

“El Cid” lanceó primorosamente a la verónica a su primer oponente, rematando las mismas dos medias, la segunda abelmontinada. A la salida del caballo le propinó un quite por chicuelinas. El toro se mostró muy brusco en la muleta y sin la virtud de la humillación. El saltanero logró buenos muletazos con la diestra haciendo que el toro rompiera hacia adelante. Con la izquierda también lo intentó pero el toro no rebosaba por ese pitón. Tras pinchazo y estocada saludó desde el tercio.

Al quinto de la tarde lo dejó muy crudo en el caballo. “El Cid” estuvo muy en torero al principio de la faena logrando naturales de buena ejecución. Poco a poco su labor fue a menos cuando le recortó las distancias al animal y la faena se fue amontonando en un mar de zapatillazos y enganchones. Tras una estocada suelta y un descabello le concedieron una oreja. En mi opinión, si a Curro no se la dieron en el primero de la tarde, a “El Cid” no se le debió conceder esta.

David Galván se lució por verónicas y chicuelinas intercaladas en el recibo capotero a su primero, rematadas con una larga de cartel de toro. Brindó su labor a D. Álvaro Domecq y comenzó la faena por ayudados por alto a dos manos. Después se echó la muleta a la derecha para romper al toro por abajo y lograr una faena muy pulcra y de gran mérito. La mejor virtud del isleño fue el temple y la ligazón en sus muletazos. Finalizó su labor rememorando a “Manolete”. Cobró una gran estocada que dio con el toro a tierra. Las dos orejas fueron a parar a sus manos.

El sexto no fue un toro fácil y mucho menos para un torero con muy corto bagaje a sus espaldas. No obstante Galván lo sobó logrando domar las inciertas embestidas del burel. Poco a poco lo fue sometiendo consiguiendo una faena clásica y pura. Tras una estocada cortó un apéndice.

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