El Mercado de Triana invita a entrar desde lejos, por su ubicación pero también por su historia, por su ambiente y porque todo el mundo merece sentir lo que es “darse un garbeo”, es decir, “pasearse por el Mercado de Triana y pasarlo de lujo”. Es una de las invitaciones que podemos ver desde el exterior de este emblemático espacio pero no es la única, aunque el Mercado de Triana sí que es único, por su ubicación, en el corazón de Triana junto al puente que une el barrio con Sevilla; por su pasado, sobre los restos del Castillo de San Jorge que en otros tiempos acogió al tribunal de la Inquisición, y por su esencia, porque recoge la antigua tradición de vendedores y artesanos y la hace presente, adaptándola a los tiempos y ofreciendo tal variedad de productos y servicios que sólo lo supera su ambiente, sus placeros y sus vecinos. Porque estar en el Mercado de Triana es, sencillamente, sentir y vivir Triana.
El Mercado de Triana se ha reencontrado a sí mismo. Desde que hace quince años volviera al solar del antiguo Castillo de San Jorge, recuperado y visitables sus restos, como los del antiguo cementerio almohade, sus placeros, comerciantes y negocios se han esforzado por crear un espacio vivo que se renueva por dentro y por fuera para el disfrute de trianeros, sevillanos y cualquiera que sepa valorar lo auténtico y tradicional sin renunciar a la calidad.
De planta rectangular y con uno de sus lados mayores frente al río, los puestos se distribuyen en calles paralelas y perpendiculares formando una retícula octogonal con cinco calles principales, una de ellas junto al muro del viejo castillo. Y cada puesto numerado e identificado, con paneles cerámicos pintados a mano como manda la gran tradición alfarera de Triana, una identidad propia que se confunde con el ambiente de este espacio y la experiencia sensitiva visual, olfativa y sonora de lo que ofrece.
Pasado y presente, pero también futuro, se unen en un mercado de variedad y calidad, donde encontrar frutas, verduras, carnes, chacinas, encurtidos, especias, pescados, mariscos… Pero también artesanía o comida para llevar, y una amplia oferta de ocio y cultura en los más de diez puestos dedicados a la restauración, desde comida tradicional hasta comida vegetariana e internacional, e incluso un teatro que incluye hasta visitas guiadas.
El Mercado de Triana, un lujo para los sentidos asentado en la tradición más pura del barrio donde se ubica, nos invita a disfrutar de un espacio único para comprar, pasear, tapear y vivir Triana.
