Editorial El Paseo acaba de publicar un libro firmado por Carlos Crivell y Antonio Lorca, titulado “Pepe Luis Vázquez, torero de culto”. La edición reúne todos los ingredientes que avalan un trabajo tipográfico excelente en todos los conceptos claves, como son el papel, los tipos de letras, las ilustraciones, la encuadernación… O sea, un libro que en su continente responde al contenido. Y éste es el fruto de la experiencia, de la madurez, regado con algo tan sutil como es la afición, que ambos autores cosechan con generosa abundancia. Si todos aceptamos en su día que Jesús Pabón y Suárez de Urbina fijara el canon de la biografía política en su excepcional obra “Francisco Cambó”, que ha quedado como referencia única de un político y su tiempo, nosotros, ahora, modestamente, afirmamos que la obra “Pepe Luis Vázquez, torero de culto”, marca el canon de las biografías toreras. Y esto es, sencillamente, porque tanto Carlos Crivell como Antonio Lorca, no son dos recién llegados ni a la literatura ni al mundo del toro, sino que son dos maestros avalados por una extensa y fructífera experiencia de años de lucha. En su obra, ambos trascienden como periodistas y añaden a la literatura los valores de la precisión, de la sencillez expositiva, de ir siempre al grano. Y así logran que el lector se integre en la lectura y goce del contenido. Estamos ante un libro para siempre…
Los lectores de esta obra tienen la ocasión de ver un álbum gráfico poco común, donde todas las imágenes aportan algo nuevo, sin reiteraciones. Así podemos ver y admirar fotografías muy humanas y que reflejan la sencillez innata del biografiado. Y no cabe duda de que este álbum ayuda a comprender mejor la filosofía de la obra, sin ninguna licencia facilona.
Los autores hacen un repaso general de la vida de Pepe Luis Vázquez, profundizando en los asuntos menos conocidos y, embargo, más debatidos del torero. Ellos exponen con sencillez la verdad de la vida del torero, sin remilgos ni añoranzas, sino yendo al tuétano del asunto. Esta actitud responde al sentido de la responsabilidad de los autores y sirve de homenaje al biografiado.
Después de un breve prólogo firmado por el catedrático Manuel Castillo Martos, que sintetiza magistralmente tanto el sentido como las formas del libro, los autores desgranan el índice de la obra comenzando por el hombre, es decir, por la base del torero, a cuya existencia dedican la segunda parte de la obra.
En el apartado dedicado al hombre, los autores explican con acierto los asuntos más humanos y menos conocidos de la vida de Pepe Luis Vázquez, y ponemos como ejemplo la historia de amor con la que sería su mujer, que debe valorarse cómo un testimonio de las costumbres de la época, primeros años cincuenta del pasado siglo XX.
Es impresionante el testimonio personal que la viuda hace del marido muerto. Con qué sencillez y humanidad la esposa resume hechos claves de sus vidas. Sus palabras, que resumen vivencias íntimas, acarician la memoria del esposo desaparecido de su entorno, pero que sigue a su lado. Qué lección de amor, de fe, de serenidad.
La vida torera de Pepe Luis Vázquez se reparte en los siguientes apartados: nacido para ser torero, los primeros pasos, el novillero Pepe Luis Vázquez, la alternativa, primeros años de matador, la cornada de Santander, Pepe Luis y América, Las temporadas de 195 a 1947, la muerte de Manolete, un torero más profundo, los años cincuenta, la vuelta en 1959…
Luego viene el apartado dedicado a la tauromaquia de Pepe Luis, que se desarrolla en los siguientes apartados: el torero sabio, el sitio y la distancia, pureza y naturalidad, la gracia y el duende, el toreo de capa, el toreo de muleta, banderillas, toreo de rodillas y espada…
Hay un añadido: Pepe Luis y su ambición, Pepe Luis y Manolete, y Pepe Luis y Miura. Son tres mini ensayos que aportan luces reveladoras de la personalidad del biografiado.
Los autores terminan el libro con cuatro aportaciones básicas dedicadas a las grandes tardes de Pepe Luis, Pepe Luis Vázquez y Sevilla, la opinión de los historiadores y teoría el toreo de Pepe Luis.