Esa fue la expresión que utilizó Brown el año pasado para definir la relación bilateral y que hoy sigue vigente, a juzgar por la sintonía que ha presidido la que ha sido la trigésima cumbre anual franco-británica.
Sarkozy y Gordon aprovecharon su cita para hacer repaso de la cooperación y preparar la reunión del G8 que comienza mañana en L’Aquila, en Italia. Ambos viajarán a Italia con varias propuestas comunes en asuntos claves, como la lucha contra el cambio climático, los precios de la energía o los paraísos fiscales.