El jurado popular ha declarado por unanimidad culpable a la anciana acusada de matar a su marido de 82 años enfermo, y que casi no se podía mover, a golpes con una muleta en Rincón de la Victoria (Málaga) en 2015 y, además, ha considerado que debe proponerse al Gobierno la concesión de un indulto parcial o total de la pena que se le imponga.
Tras la lectura del veredicto, el fiscal ha ratificado la petición de 20 años de cárcel, que es el mínimo legal que se puede solicitar en este caso --después de que ya modificara sus conclusiones provisionales en las que pedía inicialmente prisión permanente revisable--. La defensa de la mujer, de 85 años, se ha expresado en los mismos términos.
Los hechos ocurrieron el 21 de julio. Según la acusación, la víctima sufría cáncer de pulmón con metástasis que le hacía tener "una movilidad muy reducida". Ese día, sostiene, la mujer fue donde estaba su marido y "de improviso, aprovechando el estado de desvalimiento, que le impedía cualquier defensa, le propinó hasta 14 golpes" con una muleta, falleciendo poco después en el hospital.
El juicio comenzó el pasado lunes ante un jurado popular, que este viernes ha responsabilizado "únicamente" a la mujer del anciano de estos hechos. Así, descarta la hipótesis de que fuera una persona ajena a la familia la que entrara y causara la muerte al hombre, al señalar que "no es lógico" que esto ocurriera; así como una caída de la víctima.
Para llegar a este veredicto, el Tribunal popular se ha basado en los informes forenses y de los investigadores, además de en las contradicciones de la acusada, señalando el jurado que "no se ve creíble que recordara detalles", como que le colocó bien la pierna cuando lo encontró y "sin embargo no recuerde haberle dado muerte o no".
Respecto al arma utilizada, el jurado considera probado que fue la muleta requisada por la Guardia Civil, que tenía restos de sangre de la víctima y había sido sumergida en agua. Además, ven "improbable" que la acusada no se manchara de sangre, por lo que apuntan a que se cambió de ropa.
La acusada negó haber cometido los hechos y dijo que si lo hizo no lo recordaba. Señaló que la relación con su marido tenía "las cosas de los matrimonios, unas veces peleas y otras no", pero aseguró que él la quería "mucho" y ella a él y que, aunque desde que estaba enfermo "era pesado" y la llamaba muchas veces al día, le cuidó "hasta el último minuto".
Relató que ese día, la llamó, pero ella no fue en ese momento, sino al rato. Cuando llegó donde estaba el hombre, en un sofá en la cocina, lo vio "en el suelo tirado y echando sangre por la cabeza". Entonces, se dio cuenta de que tenía una pierna retorcida y se la colocó bien, tras lo que fue a la calle a pedir ayuda porque no sabía el teléfono de la ambulancia, encontrando a unos muchachos a los que dijo que llamaran.