Emoción contenida en La Merced

del silencio imponente y el respeto reverencial a la ovación más atronadora y sentida. Las miles de personas congregadas en la plaza de la Merced repitieron ayer por partida doble el ceremonial de cada Lunes Santo y cada procesión de los Estudiantes. Primero, la salida del Cristo de las Misericordias, y minutos más tarde, la de Nuestra Señora de las Lágrima, reprodujo todas las escenas de emoción y de fervor popular en uno de los rincones más genuinos del casco antiguo jienense. El Cristo del Bambú, que este año procesionaba con lirios, rosa ocean, calas y eringium, se encontraba con el pueblo bajo los acordes de la banda del Santísimo Cristo de la Expiración. Por su parte, la Virgen de los clavitos, con clavellina rosa, ramificada color champán y flor de cera blanca, fue recibida un año más, y ya van 35, por la Tuna de Distrito, cuyos sones de ‘Virgen de amor’ o ‘Flor marchita’ se aplaudieron con fuerza entre el público que abarrotaba La Merced. Después los dos pasos continuaron su desfile entre las estrechas calles de La Merced, Cantón de Jesús, Almenas, plaza de Santa María, la calle Maestra, o su paso, ya caída la noche, por el Arco de San Lorenzo. La Asociación Musical Pedro Morales, de Lopera, que acompañaba de nuevo al paso de palio, también estrenó nuevas marchas procesionales, como ya hiciera el año pasado con motivo del 70 aniversario de la llegada a Jaén de la Virgen de los clavitos. Marchas que ponían los vellos de punta.