Una familia jerezana ha denunciado en los juzgados a un instituto de una pedanía jerezana en el que estudia su hijo de 13 años por presunto acoso escolar y por la “inactividad del equipo directivo” pese a haberse acumulado supuestamente episodios continuados de acoso contra el alumno por parte de varios compañeros de clase, en especial de uno, desde que empezó el curso el pasado mes de octubre. Al tratarse de una pedanía, los padres también han puesto una denuncia ante el cuartel de la Guardia Civil para que abra una investigación al respecto.
Según relata su padre, los problemas para su hijo comenzaron prácticamente desde el primer día, cuando “le tocó la clase mala con todos los repetidores”, de Primero de ESO. Se trataba de Primero B, el grupo en el que se impartía “Valores Éticos” y no “Religión”, pese a que sus progenitores cuando lo matricularon eligieron tanto Francés como esta última. Extrañados, fueron a Dirección y allí le aseguraron que habían seleccionado la casilla de Ética y no de Religión, por lo que decidieron no darle importancia y “asumir el error de haber tachado otra casilla”, relata su padre a este periódico, lo cual imposibilitaba que su hijo estuviera en la otra clase. Lo que no imaginaban es que desde ese momento iba a empezar su peregrinaje al centro para pedir explicaciones cuando el menor le ponía al tanto de lo que le tocaba vivir a diario.
Según el relato de su padre, las presuntas vejaciones a su hijo iban desde empujones, insultos y humillaciones en público. “Le han llegado a refregar sus genitales por la camisa en mitad de la clase, le han roto un compás, le han llamado enano de mierda, porque mi hijo es de los que todavía no ha pegado el estirón..., le han quitado la mochila y le han tirado los libros al suelo...”, señala su padre. Unos episodios de los que alertaron verbalmente tanto en Dirección como ante la tutora, sin que estos “hicieran absolutamente nada”, llegándoles a decir que su hijo “se tenía que espabilar”.
Hasta cuatro veces aseguran que fueron al centro a pedir explicaciones, hasta que en marzo un empujón del presunto cabecilla y acosador de su hijo en el que “se hizo daño en el brazo y se rajó la chaqueta” al chocar con el quicio de la puerta de clase fue la gota que colmó el vaso. Tras acudir a un centro médico, se fueron directos a la Guardia Civil con el parte médico que advertía de una contusión en el brazo y pusieron una denuncia, que posteriormente registraron en el Servicio de Inspección de la Delegación territorial de Educación de la Junta de Andalucía. Ese mismo día les recibió el inspector de la zona y se activó un protocolo de acoso que todavía hoy sigue activo, pero que no ha sido un obstáculo para que el presunto acosador siga amenazando a su hijo. No fue hasta más adelante, a raíz de nuevas amenazas, cuando a mediados de abril al menor le pusieron un profesor que lo acompaña y “no le deja solo y vigila entre clase y clase y cuando va al baño”.
Mientras, el centro cursa una investigación por su cuenta, interrogando a alumnos y concluyendo con que el menor no sufre acoso, sino que son “casos aislados” pese a que su hijo continúa con “medidas extremas de protección”. Vulneración de derechos Cansados de la pasividad y tras romper relaciones con la dirección, sus padres solicitan una copia literal de la matrícula que les confirma que no hubo ningún error, y que rellenaron la inscripción seleccionando la casilla de Religión, lo que hubiera significado que su hijo estuviera en la otra clase, y por este motivo esta misma semana acaban de ampliar la denuncia en los juzgados por una presunta vulneración de derechos fundamentales.
Su familia lo tiene claro: su hijo no puede continuar en ese colegio en septiembre, y el menor está yendo a clase a regañadientes “a veces llora y el carácter le está cambiando”, pero para ello Inspección debe tomar medidas.
Por su parte, fuentes de la Delegación territorial de Educación afirman que el centro educativo mantiene abierto un protocolo de acoso “para encaminar la situación presentada” que consiste en el establecimiento de medidas para “normalizar la convivencia en el centro”. Al contrario de lo que señala este padre, aseguran que el equipo directivo “está volcado” y la delegada provincial se ha reunido tanto con la familia como con la dirección.