Curioso Empedernido

Respuestas sinceras

Los debates pueden ser ricos y saludables por muy duros que nos resulten

Publicado: 21/06/2018 ·
12:20
· Actualizado: 21/06/2018 · 12:20
Autor

Juan Antonio Palacios

Juan Antonio Palacios es observador de la conducta humana, analista de la realidad y creador de personajes literarios

Curioso Empedernido

Curioso empedernido. Curioso de las tres pes, por psicología, la política y el periodismo, y alérgico a las fronteras y murallas

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Uno de los grandes males de cualquier político es alejarse de la realidad., perder el contacto con la sociedad en la que habita, ser cargo y convertirse en carga, servirse de aquellos a quienes debería servir, pensar en el poder por el poder, en lugar de proponer soluciones  a los problemas de los ciudadanos y ciudadanas.

Cuando nos perdemos en cumplir las normas en lugar de ejercer la ética desde nuestras responsabilidades, es el síntoma más evidente de que hemos perdido el rumbo y continuamos instalados en la defensa de nuestro interés particular por encima del colectivo.

Demasiadas veces vemos algunos sujetos que andan perdidos en configurar tramas de poder, lejos de méritos, capacidades y emprendimientos, y valoramos más las sumisiones y fidelidades, que las respuestas sinceras y las lealtades.

Los debates pueden ser ricos y saludables por muy duros que nos resulten, lo que jamás debemos convertir el ejercicio de la autocrítica y la crítica en un proceso de destrucción del adversario  o considerar al rival político ,un enemigo al que dirigimos insultos , descalificaciones y al que solo buscamos desprestigiar.

Por eso es necesario que podamos exponer nuestras ideas con claridad, seamos solventes a la hora de llevarlas a la práctica y capaces de resolver nuestros desacuerdos desde el diálogo, la serenidad, la total transparencia y el respeto a los otros.

Estamos en una sociedad globalizada y digitalizada que nos plantea nuevos retos y un lenguaje distinto, lo que nos obliga a pensar de manera diferente para  sacar el máximo rendimiento de nuestro trabajo, con una actitud abierta y participativa.

La vida está llena de aspectos gratificantes y situaciones decepcionantes, imposiciones y convencimientos, rarezas y excentricidades, precauciones y paciencias, plantes y desplantes, y esperamos llamadas que no se producen y llamamos a teléfonos que no contestan.

Entre riesgos peligrosos y falsas alarmas localizamos a los desaparecidos, y nos topamos con gente que jamás sabrán donde están aunque les veamos, que en muchas ocasiones nada tiene que ver lo que se escribe con lo que se queda en el papel.

Relativizar las críticas que nos hacen, es iniciar el camino para mejorar sin tomarnos las cosas al pie de la letra.  Tenemos que meditar y establecer nuestras jerarquías en cada momento,y tener claro que la fuerza de nuestras convicciones no puede convertirnos en unos tiranos.

No es fácil desde nuestra coherencia y sinceridad gestionar la ironía con mucho talento para no caer en la insolencia, para ver a las personas y las situaciones con una perspectiva amplia, sin pelos en la lengua a la hora de hablar pero con una franqueza ejemplar que no haga daño a nadie.

Sin pánicos ni estupores, sin despechos ni altanerías,  sin ocurrencias y extravagancias, hay defensas que son ataques y silencios que son elocuentes, hay victorias  que son derrotas  y perdidas que terminan siendo triunfos.

Con desfases y disfraces en nuestros caminos, luces de pasiones y ardores apagados, plantones y patones, entrenos y estrenos, roturas y rupturas, vanguardias y retaguardias, a veces la ficción que pretendemos llevar a  la literatura se queda en pañales cuando observamos la realidad,
                 

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