La Marea Blanca, ante la llegada de las vacaciones de verano, reclama “la sustitución completa de todos los profesionales sanitarios que toman sus vacaciones reglamentarias”. Con la intención de que los veranos “no supongan un aumento de las listas de espera sanitarias que ya son escandalosas e inadmisibles”, afirma el portavoz del colectivo, Antonio Vergara.
Para conseguirlo, la Marea considera que “es urgente rentabilizar adecuadamente los recursos disponibles”. Para ello hay que reorganizar las continuidades asistenciales, existentes desde hace años, pero que, “tal como funcionan, no consiguen reducir las listas de espera”.
Otra cuestión, a juicio de Antonio Vergara, es que es “necesario abordar los horarios asistenciales reales de los centros sanitarios públicos, sobre todo de los hospitales públicos. Si consiguiéramos aumentarlos no necesitaríamos a la sanidad privada”.
La mejora en la calidad de las ofertas laborales conseguirá “revertir la dinámica actual de huida de los profesionales sanitarios a otras provincias, a otras comunidades autónomas incluso a otros países”.
Otro de los puntos que quiso poner sobre la mesa son “las obras que se programen en los veranos deben ser imprescindibles. Ya está bien de utilizar el argumento de las obras para el cierre de recursos sanitarios”.
Por eso, hacen un llamamiento a la población gaditana y a los profesionales sanitarios para que “no se resignen. La mejora de la sanidad pública es posible. Es una decisión política”.
En esta ocasión, la Marea ha preferido no entrar en una guerra de cifras en relación al número de sustituciones del personal sanitario durante el próximo verano, sino que cree más necesario profundizar en los factores que desencadenan el deterioro del sistema sanitario en los veranos y “exigir su solución”.
Las movilizaciones que desde hace años han generado las organizaciones en defensa de la sanidad pública, entre ellas las mareas blancas, han modificado parcialmente la dinámica de los veranos durante la última década de recortes contínuos; esa dinámica había normalizado las “vacaciones sanitarias”, en las que durante los meses de julio, agosto y septiembre la actividad asistencial sanitaria pública se ralentizaba incluso llegando al cierre físico de recursos vitales. A pesar de este logro parcial de las mareas con su movilización, siguen con sus reivindicaciones.